Estrenos, cartelera, trailers. Un espacio para compartir, informarte y opinar sobre el mundo cinematográfico
CRÍTICA: Good Boy – efectivamente, es un buen chico

CRÍTICA: Good Boy – efectivamente, es un buen chico

Sebastian Zavala Kahn

Crítico de cine

Good Boy” es de esas películas que cuesta trabajo creer nunca habían sido hechas antes. Y no, “Coraje el perro cobarde” no cuenta (por más que sí cuente con algunas similitudes con esta producción en acción en vivo). Lo que tenemos acá es una historia de terror narrada desde la perspectiva de un perro, y que funciona no solo gracias a lo adorable que es su peludo protagonista, sino también al trabajo del director Ben Leonberg, quien sabe cómo extraerle todo el suspenso y tensión posible a esta experiencia sobrenatural. “Good Boy” es lo suficientemente buena como para atraer tanto a los fanáticos de los caninos, como a los cinéfilos obsesionados con el horror.

“Good Boy” comienza con un prólogo bastante perturbador, seguido de un montaje que nos muestra a Todd (Shane Jensen), criando, viviendo y jugando con su querido Indy (Indy el Perro) a través de los años. Luego de eso, nos enteramos de que el chico está enfermo y acaba de salir del hospital, por lo que decide ir a pasar algunos días en paz a la casa de su finado abuelo en medio del bosque. Su hermana, Vera (Arielle Friedman) no está muy de acuerdo con esto, por lo que se dedica a llamarlo constantemente para asegurarse de que esté bien.

Pero no es solamente Todd quien debería preocuparnos. Nuevamente: la historia entera es presentada desde el punto de vista de Indy, quien apenas llega a la casa, comienza a ver cosas extrañas. Primero sombras misteriosas, luego apariciones repentinas y eventualmente, hasta comienza a tener sueños aterradores. Es así que, mientras Todd va lidiando con su misteriosa enfermedad (que asumimos tiene algo que ver con su aparato respiratorio), somos testigos de cómo el fiel Indy va enfrentando todos los sucesos sobrenaturales y perturbadores que se llevan a cabo en la casa, siempre empecinado en proteger a su amo.

Si “Good Boy” resulta tanto aterradora como angustiosa, es precisamente porque tiene de protagonista a un perro adorable. Esto evidentemente le permite al espectador conectar muchísimo más rápido con una historia que, por lo demás, se siente como varias otras experiencias de horror sobrenatural, manteniéndose constantemente preocupado de que algo malo le pueda pasar a Indy. En retrospectiva suena obvio, pero el tener a un personaje principal como este —que es un perro común y corriente, no una criatura antropomórfica o personificada— es una excelente decisión; le permite a “Good Boy” tener una identidad propia, y generar respuestas emocionales potentes en su audiencia.

A la vez, sin embargo, resulta obvio, también, por qué un filme como este no ha sido hecho antes. Al ver “Good Boy”, no podía dejar de pensar en lo difícil que debe haber sido grabarla, y dicho y hecho: Leonberg declaró en una entrevista que el rodaje tomó 400 días (¡!) a lo largo de tres años, el tiempo necesario para que Indy (el perro del director en la vida real) pueda hacer todo lo que el guion le exigía. Y vaya que tanto esfuerzo y tiempo valió la pena, porque Indy reacciona y hace cosas en “Good Boy” que nunca he visto a ningún otro perro hacer en cualquier otra película.

En pocas palabras: el balance que Indy maneja como personaje es delicado, ya que se siente como un verdadero protagonista, inteligente y capaz y por momentos miedoso, pero a la vez, nunca se siente como una versión exagerada o caricaturesca de un perro. Indy es un canino  completamente normal, que sin embargo es presentado como una criatura perspicaz, capaz de ver espíritus y fantasmas que los seres humanos no pueden percibir, y de reaccionar de forma creíble y por momentos compleja. “Good Boy” está dirigida de tal manera que el blocking de Indy resulta similar al de cualquier personaje humano, lo cual en términos prácticos es muy complicado de hacer, considerando que un perro no siempre hace lo que sus humanos quieren que haga.

Todo este esfuerzo, pues, resulta en una película frecuentemente aterradora y constantemente tensa. Felizmente, Leonberg no abusa de los ruidos fuertes o apariciones repentinas, utilizándolos únicamente en momentos precisos (como cierta escena que culmina con el primerísimo primer plano del ojo de Indy). El resto del tiempo, “Good Boy” logra desarrollar tensión de manera gradual y pausada, dejando en claro que la casa a la que llegan Todd y su amigo de cuatro patas esconde secretos turbios y seres sobrenaturales escondidos entre las sombras. Entre el uso ocasional de zooms lentos, planos que aprovechan al máximo los planos vacíos, y la esporádica escena de sueño, “Good Boy” logra mantener al espectador al filo de su asiento, siempre en suspenso.

Fuera de las características tradicionales del género, “Good Boy” además logra narrarnos una historia emotiva sobre una mascota extremadamente fiel, que se ve obligada a ver cómo su dueño va siendo consumido por una misteriosa enfermedad. Aquello, combinado con las apariciones sobrenaturales que parecen perseguir al perrito, convierte a “Good Boy” en un filme de horror que algo nos quiere decir sobre las relaciones entre humanos y perros. Todd es un buen tipo que definitivamente quiere a Indy (por más que hacia el final tenga un par de momentos en los que lo rechaza), lo cual hace que las situaciones en las que ambos eventualmente se meten resulten incluso más penosas.

“Good Boy” me sorprendió gratamente. Lo que muy bien podría haber sido un filme que dependa demasiado de una premisa novedosa y nada más, en realidad termina siendo una experiencia de horror palpable y bien construida, donde la presencia del perro como protagonista no se siente para nada forzada. Indy nos entrega una de las mejores actuaciones caninas que haya visto (¡no es broma!), y aunque algunos de los sustos presentes no brillan por su originalidad, el contexto en el que se llevan a cabo ayuda a que no se sientan demasiado previsibles. “Good Boy” es una sólida cinta de terror que debería apelar a los fanáticos del género, pero también a quienes tengan ganas de ver algo sencillo, breve (¡dura una hora y doce minutos!) y original. Un buen chico, efectivamente, pero también una buena película.

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, la OFCS – Online Film Critics Society y la IFSC – International Film Society Critics, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja la cuenta de cine SebaZavaReviews desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.

2 Comments

  1. A dog as the protagonist? Finally! It’s about time we got a fresh angle in horror. But man, filming for 400 days? That’s insane. Props to them for pulling it off though; let’s hope the execution lives up to the concept.

Comments are closed.