Considerando el talentoso reparto con el que cuenta, creo que tenía sentido esperar un poco más de “La maldición de la casa Winchester”. Después de todo, ¿cuántas películas pueden decir que cuentan con la participación de Helen Mirren, Jason Clarke (“Oppenheimer”), Sarah Snook (“Succession”) y Bruce Spence (“Star Wars Episodio III”, “Mad Max”, “Matrix Revoluciones”)? Y si encima le suman a eso la rica historia en la que está basado el guion, pues no podrían culpar a nadie por tener altas expectativas sobre el proyecto. Y aunque el resultado final no es malo, necesariamente, tomando en cuenta la interesante oferta que hay de cine de terror en las plataformas de streaming, dudo que “La maldición de la casa Winchester” vaya a hacer mucho ruido o generar fuertes reacciones.
En pocas palabras: no la van a pasar mal con “La maldición de la casa Winchester”, pero siendo francos, se trata de un filme de terror más, con algunos momentos de innegable tensión y varios ruidos fuertes, pero nada particularmente interesante. De hecho, lo más notable del filme está en el arco de personaje de sus protagonistas, y no tanto en los elementos formales del género que dudo vayan a asustar a mucha gente. A nivel temático, la cinta nos dice mucho sobre cómo la culpa nos puede carcomer, y sobre cómo debemos dejar atrás el pasado para seguir adelante. Buenos mensajes, pero el problema es que se pierden un poco entre tanto grito, susto y fantasma de aspecto perturbador.

“La maldición de la casa Winchester” se lleva a cabo en 1906, en California (por más de que se trate de una coproducción australiana lleno de actores australianos), y está basada en la historia real de Sarah Winchester (acá interpretada por Mirren), heredera de la famosa empresa fabricante de rifles. En la vida real, fue una señora que se quedó encerrada por más de veinte años en su mansión, la cual estuvo en perpetua construcción hasta el día de su muerte. Poco ha sido registrado del interior de dicha casa y menos se sabe de las razones por las que insistía en añadirle y añadirle habitaciones a su hogar, por lo que “La maldición de la casa Winchester” se toma bastantes libertades para desarrollar una narrativa que debería haber resultado más intrigante.
En el filme, Jason Clarke interpreta al Dr Eric Price, quien es contratado por los socios de la empresa Winchester para que se vaya a vivir una semana a la casa de Sarah para que la evalúe psicológicamente. Después de todo, dichos socios dudan de su salud mental, y están interesados en obtener una evaluación negativa para así poder quitarle el control de la compañía. Y de hecho, cuando Eric llega a la mansión y es recibido por la sobrina de Sarah, Marion Marriott (Sarah Snook), se encuentra con una señora obsesionada con espíritus y demonios, convencida de que tiene que seguir expandiendo su casa para mantener capturados a los fantasmas de las víctimas de los rifles que su compañía fabrica.
Inicialmente, y como es lógico, Eric no le cree nada. Pero luego de pasar algunas noches en la casa, se va encontrando con sucesos cada vez más perturbadores: voces en el aire, objetos que se abren y cierran solos, y hasta niños poseídos. Gradualmente, nuestro protagonista se va dando cuenta de que, quizás, la vieja Sarah no está tan loca, y que las cosas que ve no son producto necesariamente del alcoholismo y dependencia a las drogas medicinales del buen doctor. Pero más importante: también se da cuenta que tanto su empleadora como Marion y el hijo pequeño de esta última están en peligro, por lo que algo debe hacer para salvar a todos y deshacerse de los espíritus que habitan la casa Winchester.

“La maldición de la casa Winchester” se lleva a cabo como una clásica película de casa encantada, llena de momentos en los que los personajes son sorprendidos por espíritus de rostros deformes. No se trata de una mala propuesta, pero incluso teniendo en cuenta sus raíces formales algo arquetípicas, la cinta no hace nada súper terrorífico. Los hermanos Spierig logran desarrollar una atmósfera interesante en su locación principal, y valgan verdades, me hicieron saltar algunas veces con sus jump scares, pero en términos generales, “La maldición de la casa Winchester” no se siente ni muy tensa ni muy aterradora. Hay ruidos fuertes e imágenes chocantes, pero no hay suspenso.
No obstante, la película se ve beneficiada por el haberse basado en una historia real intrigante, y por un superlativo diseño de producción, el cual ayuda a convertir a la Casa Winchester en todo un laberinto. Hay cuartos y puertas y ventanas por doquier, y hasta habitaciones cerradas con maderas y clavos. Y aunque la cinta sí cuenta con un par de planos con efectos digitales de dudosa calidad, en general, luce bastante bien, y logra recrear de forma convincente un lugar y tiempo reales. Lo cual, por supuesto, es doblemente impresionante considerando que se trata de una coproducción australiana que no fue grabada en las locaciones verdaderas.

Adicionalmente, y como se dio a entender líneas arriba, ayuda el que “La maldición de la casa Winchester” cuente con un reparto tan bueno. Helen Mirren, como siempre, está excelente como Sarah Winchester, interpretándola no como un cliché andante de vieja loca o excéntrica, si no más bien como alguien que realmente cree en lo que ve y en lo que siente, tanto así que termina siendo capaz de convencer a Eric de que algo raro está pasando en su casa. Y hablando de él, Jason Clarke logra otorgarle algo de dimensión al buen doctor, dejando en claro que se trata de alguien que está combatiendo sus demonios internos —especialmente, la culpa que siente por la muerte de su esposa— con drogas y alcohol. Por otro lado, resulta divertido ver a una Sarah Snook pro-fama de “Succession” acá, interpretando a Marion de forma verosímil. Y por supuesto, siempre da gusto ver al buen Brunce Spence (leyenda australiana) en un nuevo filme, aunque sea para hacer de un mayordomo misterioso.
“La maldición de la casa Winchester” es mejor de lo que sus críticas horribles nos darían a entender, pero inferior a lo que hubiese esperado de una cinta con un reparto de este nivel. Obviamente hay peores propuestas de terror en plataformas como Netflix, pero también hay varias que se la llevan de encuentro. ¿Lo positivo? Los actores, los temas que la trama desarrolla y el diseño de producción que trae a la vida a la Casa Winchester. ¿Pero lo malo? Lo imprevisible que resulta el guion (así como los jump scares), la falta de verdadero horror y suspenso, y algunos planos con efectos visuales de calidad técnica cuestionable. “La maldición de la casa Winchester” está bien para pasar el rato luego de un largo día de trabajo —solo mírenla sabiendo que no se trata de nada particularmente memorable o extraordinario.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine SebaZavaReviews desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.