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Crítica: Tron: Ares – ¿qué pasó con el Jazz Biodigital?

Crítica: Tron: Ares – ¿qué pasó con el Jazz Biodigital?

Sebastian Zavala Kahn

Crítico de cine

Más que una secuela, “Tron: Ares” se siente como una nueva entrega independiente en el universo creado por la primera película. Sí, el filme hace referencia a los eventos de sus dos predecesores, pero de forma muy decepcionante, abandona las líneas narrativas comenzadas por “Tron: el legado”, el cual, vale la pena recalcar, terminó de manera muy prometedora, como diciéndole al espectador que se vendrían cosas interesantes en el futuro. Bueno, ya estamos ahí (quince años en el futuro, para ser más precisos), y lo que la película de Joachim Rønning nos termina entregando es… entretenido, pero poco impresionante. Visualmente estimulante, pero emocionalmente inerte.

Años después de los eventos de la segunda película, Encom ha sido partida en dos luego de la desaparición de Sam Flynn (de tal palo tal astilla, supongo). La empresa que mantiene el nombre original es manejada por Eve Kim (Greta Lee, de quien soy fan), y una nueva compañía llamada Dillinger Enterprises es apropiadamente manejada por Julian Dillinger (Evan Peters), nieto de Edward Dillinger (David Warner) e hijo de la CEO que originalmente heredó la empresa, Elisabeth Dillinger (la gran Gillian Anderson). Es en este contexto que la película comienza, y en el que vemos a Eve intentando descubrir la mayor invención de Kevin Flynn (Jeff Bridges): un código de permanencia, que le permitiría a los objetos y Programas que pasan de la Red al mundo real sobrevivir en nuestro planeta por más de veintinueve minutos.

Y eso es lo que termina logrando, precisamente, con la ayuda de su asistente, el gracioso Seth Flores (Arturo Castro). Pero antes de que pueda compartir su descubrimiento con el mundo, es enviada a la Red por los hombres de Dillinger. Y es ahí donde se encuentra con Ares (Jared Letough), un Programa supuestamente perfecto creado por Julian, y que sin embargo está comenzando a tener dudas sobre su propósito y los objetivos de su creador. Es así que ambos comienzan a trabajar juntos para detener tanto a Dillinger como a una posible invasión de Programas en el mundo real, mientras escapan de Athena (Jodie Turner-Smith), un Programa obsesionado con seguir con el trabajo iniciado por Ares.

Narrativamente hablando, al igual que sus dos predecesoras, esta película no hace nada espectacular. De hecho, lo que nos propone es una historia clásica de héroes y villanos, donde felizmente el concepto de “pez fuera del agua” ha sido revertido, trayendo a los Programas al mundo real en vez de hacer lo opuesto. Eso está bien. Lo que no está bien, nuevamente, es el haber abandonado lo que se comenzó en el filme anterior, y que haya sido reemplazado por personajes bastante planos que, lamentablemente, no traen nada interesante consigo, y lo que es peor, no logran generar ningún tipo de respuesta emocional potente en el espectador. El clímax de “Tron: el legado”, por ejemplo, era tanto espectacular como emocionalmente resonante. No hay nada parecido a eso en “Tron: Ares”, lamentablemente.

Eos sí, del apartado visual no hay queja alguna. Si realmente quieren ir a ver “Tron: Ares”, deben hacerlo en la mejor sala que puedan encontrar, con la pantalla más grande y el mejor sistema de sonido posible. Ahora, es verdad que lo que el filme propone es una suerte de expansión de lo que se desarrolló en “Tron: el legado”; es decir, no están reinventando la rueda, sino más bien contentándose con hacer lo que la segunda entrega hizo hace quince años, pero con técnicas modernas. El hecho de que la película igual funcione a nivel de diseños (de personajes y vehículos), creo yo, nos dice más sobre “El legado” que “Tron: Ares”, pero igual resulta en una experiencia estimulante. No hay ni un solo plano inverosímil o decepcionante acá; incluso cuando incluyen una sola escena (muy breve) con cierto personaje rejuvenecido digitalmente, se termina viendo mucho mejor que el Flynn plástico de la segunda película.

Lo mismo se puede decir del apartado sonoro. Lamentablemente, Daft Punk se separó hace unos años, pero para “Tron: Ares” han sido reemplazados por Trent Reznor y Atticus Ross de Nine Inch Nails, quienes hacen un excelente trabajo otorgándole un estilo musical muy propio a la cinta. Haciendo uso de música electrónica mezclada con algunos instrumentos tradicionales y hasta algunos tracks cantados, NIN nos entrega una experiencia sonora sublime, que seguramente resultará en millones de reproducciones de su nuevo álbum en Spotify. De hecho, considerando lo “normalita” que es “Tron: Ares”, no me sorprendería que el álbum termine causando un mayor impacto que la película.

Porque al final del día, por más que esté muy bien realizada (de hecho, creo que se trata del mejor trabajo de dirección de Rønning para Disney hasta el momento), es en la historia y los personajes donde “Tron: Ares” no termina de convencer. Greta Lee hace lo que puede con una Eve Kim a quien se le ve confundida la mayor parte del tiempo; Evan Peters parece estar pasándola bien interpretando a un villano bastante caricaturesco, y Gillian Anderson le otorga algo de clase a la cuestión. Pero de ahí está Jared Leto. Fuera de sus actitudes y actos fuera de cámara (ugh), Leto simplemente no logra dar una interpretación creíble en “Tron: Ares”. Su Ares es un protagonista aburrido, soso, que supuestamente está en busca de su propia humanidad, pero que nunca termina convirtiéndose en una figura tridimensional o empática. Felizmente la cinta cuenta con una breve aparición por parte del Flynn de Jeff Bridges; Bridges es, pues, el único que parece estar a gusto en “Tron: Ares”, por más que su personaje no sea necesariamente el mismo que el de los dos filmes anteriores (y no diré más para no incluir spoilers).

“Tron: Ares” es un blockbuster correcto, que se salva de aburrir a sus espectadores gracias a sus fantásticos efectos visuales, gran uso de color, increíbles secuencias grabadas para IMAX, y excelente banda sonora por parte de Nine Inch Nails. Pero es ahí, justamente, donde radica su mayor flaqueza: en el hecho de que sus mayores atributos se encuentran en la superficie, y que debajo de todo aquel maquillaje, no hay nada particularmente interesante. Se supone que “Tron: Ares” es un “proyecto de pasión” para Jared Leto, pero paradójicamente, a pesar de que el filme no habría podido ser hecho sin él, es por él, también, que la historia no funciona. “Tron: Ares” termina de tal manera que la saga podría continuar con una cuarta parte, pero por cómo la está yendo en la taquilla, dudo que esto vaya a pasar. Quizás dentro de otros quince o veinte años; habrá que esperar.

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, la OFCS – Online Film Critics Society y la IFSC – International Film Society Critics, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja la cuenta de cine SebaZavaReviews desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.