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CRÍTICA: La sirenita (2023) – Un divertido remake que justifica su propia existencia

CRÍTICA: La sirenita (2023) – Un divertido remake que justifica su propia existencia

Sebastián Zavala Kahn
Sebastián Zavala Kahn

Crítico de cine

“La sirenita” es el más reciente remake de una película animada clásica de Disney —en este caso, la producción de 1989 basada en una historia originalmente escrita por el danés Hans Christian Andersen. Considerando lo variadas que han sido en calidad estas películas —hemos tenido desde la excelente “Cenicienta”, de Kenneth Branagh, hasta la frustrantemente innecesaria versión nueva de “El Rey León”—, y dejando fuera las absurdas controversias de corte racista, me resultaba un poco difícil saber qué tan buena sería esta nueva producción. ¿Sería una reinterpretación interesante de la historia original, o un simple “copiar-pegar” que apelaría a la nostalgia que los millennials le sentimos a las cintas de nuestra infancia?

Felizmente, el producto final se acerca más a lo primero que a lo segundo. Lo que tenemos acá es una película suficientemente entretenida, que logra justificar su mayor duración con un enfoque más detallado en el romance entre sus dos protagonistas, y que luce visualmente impactante la mayor parte del tiempo. No creo que sea la versión definitiva de esta historia —la versión original sigue siendo más directa, concisa y encantadora—, pero creo que “La sirenita” de Rob Marshall puede considerarse, en todo caso, como una versión bastante fiel y cumplidora y divertida de esta historia en particular. No creo que los deje igual de fastidiados que “El Rey León” de Jon Favreau, pero hubiese sido genial que estuviese a la misma altura que “La Cenicienta” de Branagh.

Una encantadora Halle Bailey interpreta a Ariel, la Sirenita del título que vive en las profundidades del océano caribeño junto a su padre, el Rey Tritón (Javier Bardem), y sus mejores amigos, todos animales: el cangrejo Sebastian (voz de Daveed Diggs, con un entretenido acento jamaiquino), el pececillo Flounder (voz de Jacob Tremblay), y el ave Scuttle (voz de Awkwafina). Pero Ariel no está satisfecha con su vida. Añora ser parte del mundo de la superficie; de interactuar con los humanos, y de vivir como ellos. Tanto así, de hecho, que colecciona los objetos que caen al mar luego de los naufragios, imaginándose cómo los humanos los usan, soñando con tener piernas para correr y saltar.

Es así, pues, que termina enamorándose del Príncipe Eric (Jonah Hauer-King), un bondadoso chico que, de manera similar a nuestra protagonista, también se siente encerrado en una vida que no le sienta bien. En su caso, viviendo en un castillo junto a su madre adoptiva, la Reina (Noma Dumezweni), y su mayordomo, el gentil Grimsby (Art Malik). Consciente de lo enamorada que está Ariel del príncipe, la maléfica Úrsula (Melissa McCarthy) la convence de ir a la superficie, hechizándola para que se convierta en humana por tan solo tres días, quitándole su “voz de sirena” —todo como parte de un plan de venganza hacia el Rey Tritón. Pero con lo que Úrsula no cuenta es el joven amor entre sirena y humano, el cual puede imponerse ante cualquier obstáculo y peligro.

La pregunta más importante a la hora de ver uno de estos remakes suele ser: ¿llega la película a justificar su propia existencia? En este caso, como se dio a entender líneas arriba, la respuesta es un “sí”. Si hay algo que hace muy bien “La sirenita”, es desarrollar de manera más creíble el romance entre Ariel y el Príncipe Eric. En esta nueva versión, pasan mucho más tiempo juntos, teniendo veladas románticas, interactuando de manera tierna —destaca la escena que se lleva a cabo en un cuarto lleno de objetos y curiosidades coleccionadas por el príncipe—, y en general, sintiéndose más como una pareja interesante. Ayuda, además, que la química entre ambos actores sea palpable —lo cual es particularmente sorprendente, considerando que Bailey pasa la mayor parte de escenas con Hauer-King sin poder hablar (recuerden, le quitaron su “canto de sirena”).

Por otra parte, esta nueva versión también tiene algunas canciones añadidas —ya saben, para que la película pueda calificar a los tan ansiados premios Óscar a la Mejor Canción Original. Y es así donde “La sirenita” no me llegó a convencer del todo. La nueva canción protagonizada por el príncipe no está del todo mal —ayuda a desarrollarlo mejor como ser humano, y no solo como una figura idealizada, como en la caricatura original—, pero ha sido presentada de manera algo aburrida, con el personaje caminado en un espacio frente al mar. Y aunque pensé que el “rap” (escrito por Lin-Manuel Miranda) entre Scuttle y Sebastian iba a ser peor, tampoco es que sea una gran adición. Sí, sí, resulta gracioso escuchar a Awkwafina “rapear” una canción absurda, pero se siente precisamente como lo que es: un añadido innecesario.

Por lo demás, “La sirenita” es una adaptación bastante fiel de la película original, solo que… bueno, ya saben, más larga y con actores de carne y hueso (mezclados con muchísimas imágenes generadas por computadora). Disfruté particularmente de esta nueva versión de “Under the Sea” (que nos muestra un océano colorido y lleno de vida), así como de la canción romántica entre Ariel y Eric, en donde Sebastian, Scuttle y Flounder, de manera muy divertida, están intentando ayudarlos a que se den un beso. Y para ser la primera vez que canta en una película, Melissa McCarthy hace un buen trabajo con su número musical, presentándonos a una Úrsula muy fiel a la versión original —maléfica e intimidante.

A nivel técnico, “La sirenita” convence… la mayor parte del tiempo. Evidentemente es muy injusto comparar a una cinta como esta —por más de que haya sido producida por Disney y cuente con un presupuesto elevadísimo— con “Avatar: el camino del agua”, pero para bien o para mal, la más reciente película de James Cameron ha dejado la valla DEMASIADO alta en lo que se refiere a la recreación de mundos submarinos. Por ende, “La sirenita” no está ni cerca de verse igual de bien que dicha cinta. No obstante, igual disfruté de su uso del color, de la animación de los animales antropomórficos, y del diseño de vestuario (por ejemplo, todos los aditamentos que los personajes submarinos usan, están hechos de elementos que solo podrían encontrarse en el océano). Obviamente esta nueva versión carece del encanto sencillo y expresivo de una película animada, pero ciertamente luce mejor que varios de los otros remakes que Disney ha lanzado en años recientes.

De las actuaciones no me puedo quejar. Nuevamente: Halle Bailey está genial como Ariel, desarrollándola como una chica que siempre está pensando en lo que podría ser; en su libertad y en las posibilidades de un mundo que no puede conocer. Se trata de una actuación encantadora, incluso más impresionante si se considera que la joven debe haber estado actuando, el 80% del tiempo, frente a la NADA (o como máximo a pelotas de tenis). Como su padre, Javier Bardem es suficientemente intimidante y poderoso. El Eric de Jonah Hauer-King es carismático y galante; es decir, la contraparte perfecta para Ariel (y no puedo dejar de pensar en la química que comparten). Art Malik está muy bien como el amigo más fiel del príncipe, y el reparto de voces para personajes animados (Awkwafina, Daveed Digs y Jacob Tremblay) logra darle un estilo propio a estos personajes conocidos, pero algo distintos.

Da gusto ver un remake competente por parte de Disney. Y da gusto ver, también, que la gente racista, quejona y obsesionada con una película para niños —es decir, la gente “terminalmente online”— son parte de una minoría. Al menos en la función a la que fui —en inglés subtitulado, dicho sea de paso—, el público reaccionó muy bien al filme, incluso aplaudiendo luego de los números musicales más conocidos, y también luego del emotivo final. “La sirenita” es el tipo de historia que debería calar en un público muy amplio —al igual que su predecesora—, y que termina sintiéndose como una experiencia encantadora, emotiva e inspiradora. Sigo pensando que estos remakes son innecesarios, pero si los van a hacer, que los hagan más como esta película o como (nuevamente) “La Cenicienta”, y no como el terrible “copiar-pegar” que fue “El Rey León”.

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.