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CRÍTICA: Depredador: la presa (Disney Plus) – una digna precuela

CRÍTICA: Depredador: la presa (Disney Plus) – una digna precuela

Sebastian Zavala Kahn

Crítico de cine

Mucho se ha tratado de hacer con la franquicia de “Depredador” a través de los años. La primera secuela protagonizada por Danny Glover, a pesar de tener a sus fans, nunca ha sido considerada como un clásico, a diferencia de su predecesora. “Depredadores”, protagonizada por Adrien Brody (¡!) es bastante infravalorada, pero nuevamente, carece de aquel “no sé qué” que convirtió al filme original con Arnold Schwarzenegger en un éxito inesperado. Y mientras menos se diga sobre las películas de “Alien vs. Depredador” (especialmente la segunda), mejor.

No obstante, 20th Century Studios no parece estar interesado en rendirse, por lo que hace tres años lanzaron una nueva entrega de la saga, esta vez directo a Hulu (o Disney Plus, dependiendo de donde viva uno), y enfocada en un periodo completamente distinto al de las otras películas. De hecho, “Depredador: la presa” es una suerte de precuela, llevándose a cabo a principios del siglo dieciocho en la nación Comanche, y teniendo como protagonista a nativos americanos quienes, evidentemente, tienen que enfrentarse a un Depredador alienígena. Es un buen concepto: en vez de tratar de hacer lo mismo de siempre, tiene sentido mantener el estilo de los filmes anteriores (especialmente el primero), pero situando la historia en un contexto y lugar completamente diferentes.

Es así que “Depredador: la presa”, dirigida por Dan Trachtenberg (“10 Cloverfield Lane”), se convirtió rápidamente en la segunda mejor entrega de la saga, y en una grata sorpresa para quienes se animaron a darle una oportunidad en el 2022. En su momento, claramente, no tuve el chance de revisarla, pero por fin me animé a volver a ver esta película y, lógicamente, escribir sobre ella. Y para sorpresa de nadie, me encontré con una sólida cinta de supervivencia y ciencia ficción, expertamente dirigida, protagonizada por una excelente Amber Midthunder, y bastante sangrienta y violenta. No llega a estar al nivel de la primera clásica entrega, pero está lo suficientemente cerca como para no decepcionar.

Nuestra protagonista es la joven Naru (Midthunder), una nativa americana de la nación Comanche que quiere tener su Gran Caza; aquella prueba que la pondrá al mismo nivel que sus compañeros, y que demostrará que, aparte de ser una gran rastreadora, también es una excelente cazadora. Es así que un día acompaña a su hermano Taabe (Dakota Beavers) y tres chicos más a cazar un león y encontrar a uno de sus compañeros. Pero es en esa travesía que la chica se da cuenta que hay algo más en los bosques que rodean su asentamiento aparte de leones y osos. Ella lo sabe, y por supuesto, lo fiel perro también.

El grupo trata de cazar al león pues, pero las cosas salen mal, y Taabe termina cargando a su hermana para devolverla a casa, y para luego regresar a acabar con su trabajo. Pero cuando el chico retorna con el cadáver del león, Naru se empecina en decirle a todo el mundo que hay algo más. Es así que regresa al bosque para eventualmente encontrar al Depredador (Dane DiLiegro): un alienígena feo, fuerte y decidido a cazar a cualquier presa que se le cruce en el camino. Es así que nuestra protagonista se ve obligada a lidiar tanto con la criatura como con un grupo de conquistadores franceses que, para su desgracia, también se han estado cruzando con el monstruoso alien.

Lo mejor de “Depredador: la presa” es que, al igual que la cinta original de John McTiernan, se trata básicamente de una historia de supervivencia. Lo que hace es poner de protagonista a un personaje competente, que entre sus pares es increíblemente habilidoso (o bueno, habilidosa), y la enfrenta a una criatura que cuenta con mucha más fuerza y tecnología. Esto resulta en secuencias de innegable tensión en las que apoyamos a la joven Naru, quien sabemos es inteligente y capaz, pero que también está en constante conflicto con un alienígena que en cualquier momento podría volarle la cabeza con un láser. Es un balance que no todas las otras secuelas lograron obtener, pero que felizmente hace acto de presencia en “Depredador: la presa”.

Además, lo que Trachtenberg y su equipo entendieron es que es posible mantener una premisa similar a la de la primera película, pero cambiando el contexto en la que se lleva a cabo, así como el estilo de personajes. Es por eso que situar a “Depredador: la presa” en la América del siglo dieciocho tiene todo el sentido del mundo; le permite a la historia llevarse a cabo de manera más primitiva, obligando a los humanos a utilizar armas menos avanzadas para enfrentarse al Depredador, quien también, dicho sea de paso, es un poco menos avanzado que el original. Esto resulta en un filme que se siente tanto familiar como diferente; novedoso y no muy alienante (ja) a la vez.

Amber Midthunder da una excelente actuación como Naru, interpretándola como una joven guerrera que tiene que enfrentarse no solo a enemigos externos, si no también a miembros de su clan que no creen en ella, o que la subestiman por ser mujer. Es así que su arco de personaje consiste en demostrar lo capaz que es; en efectivamente encontrar su Gran Caza, y enseñarle tanto a sus pares como a los Jefes de la aldea que está lista para convertirse en guerrera. Midthunder es absolutamente convincente como una fuerte cazadora, pero a la vez, le otorga suficiente vulnerabilidad y encanto al personaje como para que resulte fácil empatizar con él. Diría que me gustaría verla en más películas, pero felizmente eso es algo que ya está sucediendo.

Ahora bien, como “Depredador: la presa” se lleva a cabo cientos de años antes de las otras películas, el equipo creativo tomó la decisión de cambiar el diseño del famoso alienígena. No solo cuenta con una máscara bastante más primitiva, si no también con un rostro algo distinto al del monstruo original. Es algo que funciona y hace que este Depredador se sienta más, bueno, salvaje que el otro —tampoco es para decir que es un diseño que logre superar al original, pero al menos en el contexto de este filme, funciona. Y en general, “Depredador: la presa” se siente como un eficiente thriller, de tensas secuencias de acción (y harta sangre; si no quieren ver animales morir, mejor ni le pongan play a la película) y efectos visuales cumplidores.

Lo mejor de “Depredador: la presa”, en todo caso, es que puede ser disfrutada tanto por los fanáticos de las cintas anteriores, como por quienes solo quieran ver una intensa historia de supervivencia y acción. Amber Midthunder está fantástica, las secuencias de violencia son suficientemente sangrientas, y el concepto general funciona para otorgarle una identidad propia al filme. Uno incluso puede, si así lo desea, ver “Depredador: la presa” en idioma comanche, como para que se sienta más auténtica (aunque lamentablemente es un doblaje; hubiese sido genial si cada escena la hubiesen grabado en inglés y en comanche, para tener dos versiones). Me da gusto, pues, que por fin se haya hecho algo buen con la franquicia, y que encima Trachtenberg esté regresando pronto con una nueva entrega, con otros personajes y en otro contexto. ¡A ver si le sale bien dos veces!

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine SebaZavaReviews desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.

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