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CRÍTICA: Vértigo – Un romance condenado en formato de thriller

CRÍTICA: Vértigo – Un romance condenado en formato de thriller

Sebastián Zavala Kahn
Sebastián Zavala Kahn

Crítico de cine

“Vértigo” es la última película del ciclo de Alfred Hitchcock que ha organizado UVK Multicines. No se me ocurre una mejor manera de terminarlo. Lo que tenemos acá es lo que es considerado por muchos como la obra maestra del Maestro del Suspenso —una hipnotizante mezcla de melodrama, romance, suspenso y misterio. Percibida como una experiencia irregular por sus críticos contemporáneos, como muchas otras películas clásicas, ha sido reevaluada con el tiempo. Pensar, incluso, que la actuación del gran James Stewart fue considerada como uno de los elementos que ALEJARON al público en general de la película es simplemente ridículo; se trata de uno de sus mejores trabajos en una de las mejores películas de Hitchcock. ¿Qué más podríamos pedir?

Eso sí, quienes estén buscando algo similar a “Los pájaros” o “Psicosis” no lo encontrarán acá. Sí, “Vértigo” contiene suficientes secuencias de suspenso, y la trama está expertamente construida, por lo que no resulta difícil relacionarse con los protagonistas y sus problemas. Pero a la vez, no es una experiencia igual de terrorífica o tensa que otras del Maestro del Suspenso. De hecho, no clasificaría a “Vértigo” como una película de terror —como se mencionó líneas arriba, combina diferentes elementos de géneros variados, para desarrollar una historia que terminó por influir en una cantidad ridícula de cineastas contemporáneos. La experiencia de ver “Vértigo” es simplemente hipnotizante, por más de que algunos elementos se sientan extremadamente propios de su época.

Stewart interpreta al detective John Ferguson, a quien vemos, en un breve prólogo, pasar por una experiencia traumática… la cual lo deja con un cuadro severo de acrofobia (miedo a las alturas), y como resultado, una sensación debilitante de vértigo. Es por eso que termina jubilándose… hasta que es contactado por un viejo amigo llamado Gavin Elster (Tom Helmore). Éste le pide que siga a su esposa, la hermosa Madeleine (Kim Novak), no porque sospeche que le esté siendo infiel con alguien más, si no porque está teniendo comportamientos muy extraños (casi sobrenaturales).

Lo que comienza como un simple trabajo, rápidamente se convierte en algo mucho más intenso; en pocas palabras, John se enamora perdidamente de Madeleine, y luego de mucho seguirla y finalmente conocerla, se da cuenta de que el sentimiento es mutuo. Desgraciadamente, la acrofobia debilitante de nuestro protagonista termina por destruir esta breve relación, evitando que pueda salvar a Madeleine de una situación peligrosa, haciendo que caiga de un campanario. Esto nos lleva a la segunda mitad de la película, en donde un deprimido John conoce a una mujer llamada Judy Barton (también Novak), quien luce muy parecida a la fallecida Madeleine.

Temáticamente, “Vértigo” es una película fascinante, la cual se podría argumentar nos dice mucho sobre el famoso director y las relaciones que mantenía con las actrices de sus películas. El filme tiene mucho qué decir sobre el romance y la obsesión, argumentando que en algunos casos, ambos sentimientos pueden terminar por mezclarse. John está perdidamente enamorado de Madeleine, sí, pero es luego de su fallecimiento que termina por obsesionarse con ella, viéndola por todas partes, recordando su muerte, y sintiéndose culpable por lo que pasó. La manera en que trata a Judy es por momentos dulce pero, en general, bastante perturbadora —pidiéndole que se maquille y peine y vista igual que Madeleine. Todo esto hace que el espectador se haga muchas preguntas sobre cómo él percibe a Judy: ¿de verdad la quiere, o la considera, más bien, como una suerte de maniquí que puede ser modificado para verse igual a su finada amada?

No obstante, los elementos que se desarrollan durante la primera mitad de la película ayudan a justificar todo lo que pasa en la segunda, ayudando a que el espectador considere a John como un hombre lleno de defectos y miedos. La manera en que se paraliza —física y psicológicamente— en diferentes situaciones; la obsesión que desarrolla por dos mujeres supuestamente distintas; su poca profesionalidad a la hora de realizar su trabajo… todo esto contribuye al desarrollo verosímil de nuestro protagonista. Se trata de un hombre que parece estar combatiendo sus propios demonios con el amor que siente por Madeleine Y July, y que por un momento parece estar volviéndose loco. Hitchcock juega bastante con la percepción de los eventos que pone en pantalla, permitiéndole a uno ver todo desde la perspectiva de John, como para cuestionar la realidad de lo que sucede.

Adicionalmente, “Vértigo” es una impresionante muestra de lo que Hitchcock era capaz de realizar a nivel técnico (junto con su director de fotografía, director de arte, equipo técnico y más, por supuesto). La dirección de fotografía hace uso de colores fuertes como el rojo o el verde durante los momentos más tensos de la historia, e incluso juega con el brillo y la oscuridad para hacer que el espectador realmente se SIENTA igual de tenso o preocupado o enamorado que sus protagonistas. Y por supuesto, está la utilización del famoso “Efecto Vértigo” (hacer un zoom in mientras se mueve la cámara hacia atrás, o un zoom out mientras se mueve hacia adelante), lo cual crea un efecto visual vertiginoso muy efectivo. “Vértigo” representa, pues, a un Hitchcock en su mejor momento.

Por más de que algunos críticos de la época pudiesen estar en desacuerdo, James Stewart está perfecto como John. Lo interpreta como un hombre capaz pero vulnerable, que debido a sus traumas del (reciente) pasado, termina cometiendo toda suerte de errores. El afamado actor le otorga un carisma al personaje que no está necesariamente presente en el guion, lo cual ayuda a que uno se pueda relacionar con él. Además, el hecho de que sea bastante mayor a Novak, le otorga una dimensión adicional a la relación entre sus personajes (el que se obsesione tanto con ella, por ejemplo, se siente un poco “creepy”, y podría interpretarse como una representación de las acciones de Hitchcock en la vida real). Por su parte, Novak está hipnotizante como Madeleine —interpretándola como una mujer misteriosa e inicialmente fría, pero luego como alguien que parece querer escapar de algo (idealmente, en los brazos de John). La química entre ellos es palpable, ayudando a que su fatídico romance se sienta inevitablemente trágico.

“Vértigo” es una película fascinante. Como se dio a entender, es un producto de su época (especialmente en lo que se refiere al tratamiento de los personajes femeninos, y la manera en que se relacionan con los hombres), y no intenta ser únicamente un thriller o una película de suspenso puro. Más bien, lo que tenemos acá es una historia sobre un romance condenado, que gradualmente se convierte en una peligrosa obsesión. Haciendo uso de toda suerte de recursos visuales, y aprovechando al máximo las excelentes actuaciones de sus protagonistas, “Vértigo” es de lo mejor que Hitchcock jamás dirigió, y un clásico que merece ser visto en la pantalla grande. Puede que la reacción que tengan hacia la película no sea tan visceral como lo que experimentarían con “Los pájaros”, por ejemplo, pero lo más probable es que salgan de la sala de cine con sensaciones más complejas y por qué no, profundas.

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.