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CRÍTICA: Evil Dead: El despertar – Un baño de sangre simplemente brutal

CRÍTICA: Evil Dead: El despertar – Un baño de sangre simplemente brutal

Sebastián Zavala Kahn
Sebastián Zavala Kahn

Crítico de cine

Lo más impresionante de la franquicia de “Evil Dead” está en sus consistencia. Desde la película original de Sam Raimi, pasando por la segunda secuela (de poco “gore” pero mucho humor estilo “Tres Chiflados”), y por supuesto, el impresionante y sangriento remake dirigido por Fede Álvarez, se puede argumentar que TODAS las películas de la saga son buenas. Y la racha ha sido continuada por la más reciente entrega, “Evil Dead: el despertar”, dirigida por Lee Cronin. Lo que tenemos acá, pues, es un verdadero baño de sangre; una experiencia tensísima, sangrienta y que no cree en nadie. Es el tipo de película donde NADIE parece estar a salvo, y donde las muertes ocurren de la manera más sádica y exagerada posible. Es decir, es el filme perfecto para los fanáticos del terror intenso.

La protagonista de “Evil Dead: el despertar” es Beth (Lilly Sulivan), una ingeniera de sonido que viaja por todo el país junto con la banda para la que trabaja. No obstante, ahora ha decidido ir donde su hermana, Ellie (Alyssa Sutherland) para contarle una noticia importante. El problema es que ésta última se encuentra en una situación un poco complicada; acaba de ser abandonada por su esposo, y tiene que mudarse del antiguo edificio donde vive junto a sus tres hijos, el mayor, Danny (Morgan Davies); la del medio, Bridget (Gabrielle Echols), y la más pequeña, Kassie (Nell Fisher).

Las cosas se tornan incluso MÁS complicadas, sin embargo, cuando un temblor abre una grieta en el estacionamiento del edificio, haciendo que aparezca un hueco que revela una bóveda subterránea muy antigua. En su interior, el curioso Danny encuentra el infame Libro de los Muertos. Y si han visto cualquier otra película de “Evil Dead”, sabrán que el chico termina leyendo de dicho libro, liberando a un demonio que comienza a poseer a los miembros de su familia. Atrapados en su departamento (el temblor malogró el ascensor y destruyó las escaleras), Beth y los niños tendrán que intentar sobrevivir, y eventualmente, encontrar alguna manera de acabar con el demonio (antes de que éste acabe con todos sus seres queridos).

“Evil Dead: el despertar” es un ejemplar cada vez más raro en Hollywood. Es una película de corta duración (hora y media) que nunca llega a sentirse inflada, aprovechando al máximo la historia que nos cuenta y las características arquetípicas del género. El filme comienza yendo directo al grano, con una escena en una cabaña en el bosque (un evidente homenaje a las primeras dos entregas y al remake de Álvarez) que culmina de manera grotesca y sangrienta. Luego de eso, la mayor parte de la acción se lleva a cabo en el interior del departamento ya mencionado, lo cual resulta en una atmósfera permanente de claustrofobia. Los personajes están encerrados en un lugar enano con este demonio, y el espectador siente que está ahí con ellos. Es muy tenso y emocionante.

Tiene sentido, además, que “Evil Dead: el despertar” sea tan directa. Uno va a ver una película de esta saga sabiendo exactamente qué tipo de experiencia va a tener, por lo que no tendría caso demorarse demasiado con las introducciones o estableciendo relaciones interpersonales muy complicadas. Lo cual no quiere decir, por supuesto, que no valga la pena seguir a estos personajes —solo consideren que la mayoría son carne de cañón, figuras que aparecen únicamente para morir de maneras increíblemente crueles. La única que tiene un arco de personaje, de hecho, es la Beth de Lilly Sullivan —es a través de sus experiencias con sus sobrinos que ella termina aprendiendo y aceptando que será una buena madre, lo cual la prepara para su futuro cercano. No es el arco más complejo del mundo, pero al menos ayuda a que nos podamos relacionar con el personaje.

Ayuda, también, que todas las actuaciones sean de buen nivel. “Evil Dead: el despertar” no cuenta con celebridades o actores de renombre, e igual todos logran interpretar a sus respectivos personajes de manera creíble y hasta por momentos emotiva. Sullivan está muy bien como nuestra heroína, una mujer relativamente egoísta que, gracias a las circunstancias en las que se encuentra, termina por apreciar más a los miembros de su familia. Alyssa Sutherland tiene poco qué hacer como humana, pero destaca gracias a su actuación extremadamente física y visceral, una vez que es poseída. Morgan Davies tiene el rol poco envidiable del Chico Curioso Que Termina Liberando al Demonio del Libro de los Muertos (™), y la jovencísima Nell Fisher es creíble como Kassie. De hecho, me sorprendió todo lo que terminan haciendo tanto con ella, como con los otros chicos (mucho de ello involucrando cantidades ridículas de sangre y vísceras).

Porque es necesario mencionar que “Evil Dead: el despertar” es una película BRUTAL. Se trata de todo lo opuesto a una cinta de terror para adolescentes —desde la primera escena (el prólogo ya mencionado en las cabaña junto al lago), hasta todo por lo que pasan los protagonistas en el departamento, y las incontables muertes (tanto de personajes importantes, como de los secundarios), “Evil Dead: el despertar” no esconde absolutamente nada. Tenemos decapitaciones, mordidas, extracciones de ojos, empalamientos, baños de sangre, y mucho más. Se puede decir, entonces, que no se trata de un filme para gente sensible —es de lo más explícito que he visto en el “mainstream” en un buen tiempo.

Y lo bueno es que no se trata de “gore” puro. El director Lee Cronin hace un buen trabajo desarrollando tensión, insertando a sus personajes en situaciones llenas de suspenso, como para que nos preocupemos por ellos. Cronin sabe extender o estirar los momentos precisos para generar mayor nerviosismo, y utiliza diferentes técnicas para permitirle al espectador sentir que está viendo todo esto desde muy cerca. Me encantó, por ejemplo, cómo usó los “split diopters” (bien al estilo de Brian DePalma), o cómo insertó algunos planos aberrantes o que giran sobre su eje, como para generar incomodidad en los momentos más impactantes de la historia. Súmenle a eso una palpable atmósfera de horror (el edificio, semi abandonado y oscuro y sucio, es prácticamente un personaje más), y “Evil Dead: el despertar” se convierte en una de las experiencias más enervantes que uno pueda tener en el cine hoy en día.

Puede que “Evil Dead: el despertar” no sea nada particularmente nuevo a nivel narrativo —maneja una premisa que le resultará familiar a cualquier fanático de la franquicia, solo que esta vez se lleva a cabo en la ciudad, en vez del campo. Y fuera del arco de personaje de Beth, la mayoría de personajes se sienten más como condenados pedazos de carne, que como seres humanos tridimensionales. Pero nada de eso importa cuando el resultado final es tan visceral, tan tenso, y tan explícitamente sangriento. “Evil Dead: el despertar” es la película perfecta para los fanáticos del “gore”, sí, pero nunca se llega a sentir como “torture porn”. Su utilización de elementos sobrenaturales y gradual desarrollo de la tensión, le permiten sentirse como una experiencia bastante redonda, que debería ganar adeptos sin mayores problemas. Que sigan sacando películas de “Evil Dead”; claramente se puede seguir haciendo mucho con este mundo.

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.