Luego de abandonar a Marvel y “Doctor Strange y el Multiverso de la Locura”, debido a las siempre infames “diferencias creativas”, el director Scott Derrickson decidió enfocarse en un proyecto más personal, el cual había estado desarrollando por un tiempo. Y qué bien que lo hizo, porque el producto final, “El teléfono negro”, es de los mejores thrillers sobrenaturales que haya visto en un buen tiempo. Manejando un altísimo nivel de tensión, y aprovechando muy bien a su talentoso reparto principal, lo que hace la cinta es desarrollar una narrativa intrigante que los mantendrá al borde de sus asientos por poco más de hora y media —no es terror, necesariamente, pero sí una experiencia increíblemente tensa.
“El teléfono negro” se lleva a cabo en 1978, en un pueblo suburbano arquetípico de los Estados Unidos. Pero lo que parece ser un lugar tranquilo, esconde un secreto: sus habitantes han estado siendo aterrados por un ser llamado El Raptor, quien ha estado secuestrando y asesinando niños. Los detectives a cargo del caso, Wright (E. Roger Mitchell) y Miller (Troy Rudeseal) no saben qué hacer para resolverlo, y los padres de los niños que atienden la escuela local no podrían estar más preocupados.
Como se deben imaginar, es nuestro protagonista, Finney (Mason Thames), un chico aparentemente normal de unos trece años, el que termina convirtiéndose en la más reciente víctima del Raptor (Ethan Hawke). Finney es encerrado en su sótano, y lo que inicialmente parece ser una situación desesperanzadora, rápidamente se torna en una experiencia sobrenatural: aparte de un colchón y un inodoro, el sótano cuenta con un teléfono negro desconectado, el cual inexplicablemente comienza a sonar. Y cuando Finney lo contesta, se comunica con los espíritus de las víctimas previas del Raptor. ¿De verdad serán estos unos fantasmas, o se tratará de una trampa? Solo hay una forma de averiguarlo, y el chico no tiene mucho tiempo para hacerlo, ya que el Raptor planea hacerle cosas verdaderamente terribles… muy pronto.
“El teléfono negro” maneja una premisa llena de potencial, y felizmente logra explotarla al máximo, desarrollando una narrativa bastante directa que, sin embargo, logra presentarnos a personajes bastante bien desarrollados. Si uno termina mordiéndose las uñas mientras ve la película, es porque Finney es desarrollado como un protagonista creíble con el que resulta fácil empatizar; un adolescente que no sabe valerse de sí mismo, que sufre de bullying, y que parece estar enamorado de una chica que va con él a la escuela. Es su arco de personaje —aprender a ser fuerte y a defenderse sin la ayuda de nadie— lo que convierte a “El teléfono negro” es una historia intrigante, y en una experiencia que lo obliga a uno a preocuparse por su protagonista y su eventual destino.
No obstante, el filme cuenta con un hilo narrativo secundario igual de interesante. Gwen (Madeleine McGraw) es la hermana menor de Finney —una chica que parece contar con poderes sobrenaturales que le permiten soñar con algunos de los sucesos más horripilantes que suceden en el pueblo. Si bien es cierto que su investigación de la desaparición de Finney sirve más como unan distracción que como algo verdaderamente valioso para la trama, resulta fascinante verla interactuar con los policías y con su padre abusivo; este último, felizmente, es desarrollado más como alguien fallido y problemático, que como un monstruo estereotípico. Además, las escenas con Gwen sirven como una suerte de descanso, para contrastar con la tensión casi inaguantable de las secuencias protagonizadas por Finney.
Porque si “El teléfono negro” termina funcionando tan bien, es precisamente por el suspenso que genera la situación en la que se ve involucrada el chico. Consideren, si no, un intento de escape, en el que tiene que abrir un candado con clave lo más rápido posible. O las llamadas que tiene con los espíritus, quienes le sugieren diferentes métodos de huida. O sus conversaciones con el Raptor, un psicópata con intensiones misteriosas y comportamientos erráticos. Sí, “El teléfono negro” cuenta con uno que otro jump scare y momento sangriento, pero el filme destaca simplemente por la tensión que logra generar a través de la situación en la que se encuentra su protagonista. Derrickson logra exprimir todo el suspenso posible de esta premisa; nada mal, considerando lo relativamente sencillo que es el filme.
Ayuda, además, que todas las actuaciones sean de excelente nivel. Como siempre, el gran Ethan Hawk destaca, en este caso, interpretando a un psicópata cuyo rostro casi no vemos. Hawke logra hacer mucho con poco, utilizando su lenguaje corporal y voz para desarrollarlo como un antagonista formidable. Quienes me sorprendieron más, sin embargo, fueron los chicos. Mason Thames básicamente tiene que cargar la película entera sobre sus hombros, y lo hace con aplomo, interpretando a Finney de manera creíble e intensa. Y Madeleine McGraw está genial como Gwen, interpretándola como una chica madura, totalmente dispuesta a encontrar a su hermano. Dirigir niños siempre es difícil, y el hecho de que Derrickson haya sido capaz de trabajar tan bien con ellos, extrayéndoles actuaciones muy naturales y hasta emotivas, es algo que merece ser aplaudido.
“El teléfono negro” cumplió con la mayoría de mis expectativas. No, no cuenta con la trama mejor construida del mundo —de hecho, si uno se pone a pensarla demasiado, se puede terminar encontrando con varios huecos y falacias lógicas. Pero lo importante de “El teléfono negro” es que funciona en el momento; combinado elementos sobrenaturales con una historia de supervivencia, y un arco de personaje palpable para su protagonista. Súmenle a eso un nivel de tensión prácticamente inaguantable, y “El teléfono negro” se torna en una de las experiencias más entretenidas y emocionantes que uno pueda tener en el cine este año. Puede que Derrickson sea capaz de dirigir blockbusters visualmente impresionantes y divertidos, pero me queda claro que es en el cine de terror y suspenso donde está más cómodo. ¡No aguanto a ver su siguiente proyecto!
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.