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CRÍTICA: Mi amigo robot – una obra maestra de animación en 2D y narrativa visual

CRÍTICA: Mi amigo robot – una obra maestra de animación en 2D y narrativa visual

Sebastián Zavala Kahn
Sebastián Zavala Kahn

Crítico de cine

Puede que el título en español no nos diga mucho, pero si se animan a ir a ver “Mi amigo robot” en el cine, háganlo teniendo en cuenta que no se trata de una propuesta animada más del montón. De hecho, lo que tenemos acá es una historia sobre la amistad, pero también sobre el dejar ir, sobre la soledad, y sobre cómo ciertas relaciones aparentemente fortísimas, terminan siendo pasajeras. Es el tipo de película que puede ser disfrutada por cualquier miembro de la familia; los más pequeños de la casa se divertirán con la comedia y la animación colorida y entenderán algunos temas básicos, y los adultos terminarán con el razón roto, vinculado los eventos del filme con sus propias experiencias personales. No es necesario aclarar, entonces, que se trata de la mejor película animada que he visto en mucho tiempo.

Basada en la novela gráfica de Sara Varon, “Mi amigo robot” nos cuenta la historia de Perro, un… bueno, perro antropomórfico que vive en una recreación animada de la Nueva York de los 80s. Desgraciadamente, nuestro protagonista es un ser solitario, sin amigos, que pasa las noches jugando Atari y viendo televisión y comiendo macarrones con queso en su departamento. Hasta que decide hacerle caso a una publicidad en televisión y se compra a Robot, un compañero artificial armable. Es así que este último se convierte en su mejor amigo; salen a comer y a pasear por Central Park y a bailar e incluso a la playa. Pero es en este último lugar que Robot se malogra, obligando a Perro a dejarlo tirado en la arena hasta que el balneario vuelva a abrir a comienzos de temporada.

Como se deben haber dado cuenta ya, no he mencionado actores de voz porque… “Mi amigo robot” es una película que carece de diálogo. La historia entera es narrada a través de imágenes animadas (lógicamente), música, efectos de sonido, y algunos gruñidos y gritos. Nada más. Es un magnífico ejemplo de lo que se puede hacer con narrativa puramente audiovisual, sin depender de diálogo florido o de explicaciones exageradas, no solo para contarnos una tierna historia, si no para hacernos SENTIR algo. La expresiva animación ayuda a que el espectador perciba sin problemas lo que los personajes están sintiendo, sin hacer que parezcan mudos. Los personajes no necesitan de palabras para comunicarse entre ellos, y nosotros no las necesitamos para entenderlos y empatizar con ellos.

Adicionalmente, “Mi amigo robot” hace un excelente trabajo utilizando la banda sonora para desarrollar los arcos de personaje de sus protagonistas. Consideren la música incidental, dependiente del piano y de ritmos casi de Jazz, la cual funciona tanto para manipular —ligeramente— nuestros sentimientos, como para establecer un tono y un contexto muy específicos para la historia (puede que sea animación, pero queda claro desde la primera escena que estamos en la Nueva York de los 80s; hay apariciones por parte de las Torres Gemelas y todo). Y por supuesto, está la canción “September”, de Earth, Wind & Fire. No quiero incluir “spoilers”, así que solo diré que nunca la podré volver a escuchar de la misma manera. De hecho, habiendo visto la película hace pocos días, cada vez que pienso en la canción me dan ganas de llorar un poquito.

Muy aparte del plano sonoro, “Mi amigo robot” destaca gracias a la calidad de su animación. Desde hace ya varios años, Hollywood nos ha acostumbrado a la animación en 3D, a veces de corte realista y a veces más estilizada, pero películas como “Mi amigo robot” demuestran que la animación en 2D todavía cuenta con mucho para aportar al arte cinematográfico. En este caso, tenemos diseños sencillos pero adorables para todos los personajes —basados, eso sí, en la novela gráfica original—, y animación basada en “blocking” y la forma en que uno colocaría una cámara en la vida real, lo cual hace que sumergirse en este mundo sea muy fácil. Todos los movimientos son fluidos y agradables de ver, y el uso del color puede llegar a ser muy expresivo, especialmente cuando la cinta incluye ciertas secuencias de sueño desgarradoras (las cuales son referidas en el título en inglés de la película, “Robot Dreams”).

Pero si hay una razón por la que “Mi amigo robot” destaca tanto, es por la construcción de su historia. A primera vista, se trata de una trama sencilla: dos amigos se separan sin querer, y uno de ellos busca maneras de reunirse con el otro. Pero a poco a poco, la película va demostrando que en realidad se trata sobre algo más: sobre como, después de una separación involuntaria, una relación puede ir apagándose poco a poco, obligando a las personas involucradas a seguir adelante. Y sobre como esto NO tiene por qué terminar en pelea, si no más bien en bonitos recuerdos y en una palpable sensación de nostalgia. Se trata de una visión increíblemente realista de cómo funcionan las relaciones humanas, narrada a través de la historia de un Perro y un Robot, y de tal manera que los niños en el público no se sienten ignorados o dejados de lado. Es un balance delicado que “Mi amigo robot” obtiene magníficamente.

No puedo dejar de recomendar “Mi amigo robot”. Se trata del tipo de película que les romperá el corazón, pero que también los hará reír y preocuparse por sus protagonistas y admirar la belleza de su animación en 2D. Es una historia que los hará reflexionar sobre sus propias relaciones, y que entretendrá a los más pequeños de la casa, sin aburrirlos con incontables escenas de exposición innecesaria, demostrando lo bien construida que puede llegar a ser una historia únicamente a través de imágenes y efectos de sonido y música. Si van a ver “Mi amigo robot” al cine y no sienten nada, si no derraman aunque sea media lagrimita, deberían hacerse ver. Esta película es de las experiencias más emotivas que haya tenido en un buen tiempo, sin importar que sea animada o “live-action”. No la dejen pasar.

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.