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CRÍTICA: Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – El inicio – Hemos visto peores

CRÍTICA: Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – El inicio – Hemos visto peores

Sebastián Zavala Kahn
Sebastián Zavala Kahn

Crítico de cine

Realizar una adaptación cinematográfica con actores de carne y hueso de “Los Caballeros del Zodiaco” siempre iba a ser difícil. No solo porque el material en sí —tanto el anime como el manga original— trae consigo sus propias dificultades a la hora de ser trasladado a un medio distinto, si no porque no hay un buen historial de versiones cinematográficas de animes populares. Si no pregúntenle al equipo detrás de la nefasta “Dragon Ball Evolution”, quizás EL ejemplo que los fanáticos usan para demostrar lo terribles que pueden resultar estas reinterpretaciones Hollywoodenses de historias animadas japonesas. Si a “Dragon Ball”, una de las franquicias más longevas, populares y conocidas del género, le fue tan mal, ¿qué podemos esperar del resto?

Es por todo eso que puedo declarar, con cierto placer, que “Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – el inicio” no es igual de mala que aquella cinta de hace ya varios años. Ahora, no me tomen a mal —tampoco se trata de una fantástica propuesta. Se puede argumentar —y lo haré— que se pudo hacer un mejor trabajo con el material original, e incluso si uno la ve no con ojos de fan, si no con ojos de espectador común y corriente, “Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – el inicio” cuenta con bastantes defectos. Pero a la vez, hay la sensación de que el director polaco Tomasz Baginski y su equipo lo INTENTARON —intentaron respetar la historia original, e intentaron mantener el mismo espíritu y tono que el famosísimo anime. No lo lograron al 100%, pero al menos la intención es evidente.

La película comienza con un prólogo que más parece “cutscene” de videojuego que escena de largometraje para cines; nada sorprendente, considerando la filmografía de Baginski. En él, Sean Bean nos explica a través de una narración en off que en tiempos antiguos, los dioses vivían entre nosotros en la Tierra, y que en tiempos modernos, la Diosa de la Guerra y la Sabiduría, Athena, ha reencarnado en el cuerpo de una mortal, quien fue encontrada de bebé por una pareja de humanos luego de ser rescatada por un Caballero de Armadura Dorada. Es bastante información en poco tiempo, y podría terminar por marear a quienes sepan poco o nada sobre el “lore” del anime.

Pero no importa, porque rápidamente pasamos a conocer a nuestro protagonista, Seiya (Mackenyu, hijo del legendario Sonny Chiba), un chico de la calle que se pasa los días peleando en un ring ilegal, trabajando para el agresivo Cassios (Nick Stahl). Pero es precisamente en un combate con este último que libera un poco de su “cosmos” —la energía característica de un Caballero, proveniente de las estrellas. Es así que es interceptado por Alman Kiddo (Sean Bean), quien la explica al chico que está en peligro; su ex esposa, Guraad (Famke Janssen) está en busca de personas que cuenten con el famoso “cosmos”, obsesionada con utilizar su energía para su propio beneficio.

Consciente de que no tiene muchas opciones, Seiya se va con Kiddo, y es eventualmente llevado a su morada, donde conoce a Sienna (Madison Iseman), la ya mencionada reencarnación de Athena en la Tierra. Kiddo está convencido de que Seiya está destinado a convertirse en el legendario Caballero Pegaso, protector de Athena, y por ende, de su hija Sienna. Es por eso que nuestro protagonista termina yendo donde Marin (Caitlin Hutson), la Caballero Águila, para que lo entrene. Pero mientras él intenta concentrarse y hacer buen uso de su “cosmos”, Guraad se prepara la Guerra: recluta a Cassios para usar una armadura experimental fabricada con la energía de los jóvenes que ha ido secuestrando, y vaya a buscar tanto a Seiya como a Sienna. Después de todo, Guraad está convencida de que cuando Sienna eventualmente consiga todo el poder de Athena, terminará acabando con nuestro mundo.

“Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – el inicio” tenía el potencial de convertirse en una experiencia épica e impresionante, haciendo con el anime lo que Marvel hizo con sus cómics. Desgraciadamente, y por más de que el guion toque uno que otro tema interesante, el filme se mueve demasiado rápido para su propio bien, yendo de secuencia de acción a secuencia de conversación sin darnos mucho tiempo para procesar todo lo que es comunicado. Es decir, “Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – el inicio” comete un error que se ha visto ya muchas veces en adaptaciones previas: trata de hacer mucho en poco tiempo, haciendo que la mitología del material original no se sienta particular especial, si no más bien como algo que puede ser explicado en incontables escenas de exposición.

Lo cual es una pena porque, a diferencia de algo como “Dragon Ball Evolution”, “Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – el inicio” se siente, por lo menos, un poco ambiciosa. Disfruté, por ejemplo, de algunas de las secuencias de combate, las cuales hacen uso de varios poderes visualmente impactantes, así como movimientos de artes marciales competentemente coreografiados. De hecho, Baginski al menos intenta otorgarle algunos elementos propios del anime a su película, moviendo bastante su cámara —pero jamás de manera nerviosa— durante estos encuentros, utilizando algunos planos de manos o pies o movimientos rápidos, y haciendo que sus personajes salgan volando luego de recibir golpes. Pudo hacerse mejor —de hecho, por momento se siente como una idea ejecutada a medias—, ¡pero por lo menos está ahí!

Y como se mencionó líneas arriba, la película intenta desarrollar uno que otro tema interesante, como para que no se sienta como una simple “Travesía del Héroe” más del montón. Todo el punto del personaje de Sienna, por ejemplo, está en demostrar que el destino de la gente no siempre está escrito —y por más de que uno aparentemente esté destinado a convertirse en algo específico, igual puede rechazar o cambiar propósito. Y disfruté, también, del arco de Seiya, quien tiene que aprender a alejarse de la obsesión que tiene por encontrar a su hermana desaparecida, más bien aceptando que tiene que cuidar de la gente que tiene a su alrededor, y no de aquellos a quienes no ve desde hace años. No es nada revolucionario, pero nuevamente: al menos INTENTARON hacer algo con estos personajes.

Ahora, si suena a que estoy siendo algo permisivo con la película… pues no se preocupen. Porque como di a entender líneas arriba, “Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – el inicio” no es una experiencia extraordinaria, precisamente. Por más de que las peleas estén bien coreografías, por ejemplo, no se puede negar que los efectos visuales son de calidad variada (comprensible, considerando el presupuesto relativamente “bajo” de 60 millones de dólares, pero igual decepcionante). El filme cuenta con algunas imágenes impresionantes (especialmente durante las visiones que Sienna y Seiya tienen al dormir), pero tres secuencias en particular —el prólogo ya mencionado, una persecución entre un carro y una aeronave, y partes de la batalla final— lucen como “cutscenes” de juego de PlayStation 4. Este es uno de esos casos en donde el viejo cliché de “usen más efectos prácticos y menos imágenes digitales” hubiese sido útil, considerando los recursos relativamente limitados con los que contaba Baginski.

Además, no se puede escribir sobre “Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – el inicio” sin mencionar el Elefante en la Habitación: los cambios respecto al material original. Debo ser honesto y mencionar que no recuerdo mucho del anime original de “Saint Seiya”; me ENCANTABA de niño, pero no lo seguí viendo ni de adolescente, ni de adulto. No obstante, hasta yo me di cuenta que la película no es totalmente fiel a dicha serie. Por más de que cuente con un protagonista japonés, igual se siente occidentalizada, lo cual se hace evidente con la presencia de armas de fuego (las cuales al menos están ausentes durante las peleas entre Caballeros). E incluso con la banda sonora, genérica y sosa (que ni siquiera hace un buen uso de la famosa canción “Pegasus Fantasy”; ¡sacrilegio!). Y por supuesto, está el diseño de las armaduras… las cuales lucen bastante ridículas, y demasiado tiesas y grandotas. Además, no entiendo por qué la Armadura del Pegaso luce ploma en vez de plateada; es una reinterpretación de un diseño icónico que no tenía por qué ser cambiado de esta forma.

Los actores, eso sí, hacen lo que pueden con el material. Como Seiya, Mackenyu es suficientemente carismático, convirtiéndolo en un chico que comienza la película obsesionado con encontrar a su hermana, y que eventualmente encuentra su fuerza interna (o su “cosmos”) y comienza a pensar más en los demás. Me animaría a decir, de hecho, que es el mayor acierto de cásting, tanto físicamente como a nivel personalidad. Como Sienna, Madison Iseman no está mal; la química que comparte con Mackenyu no incendiará écranes, pero tampoco es inexistente. Y hace un buen trabajo interpretando al personaje como una chica normal a quien le gustaría tener una vida común y corriente, pero que tiene que llevar una incalculable responsabilidad sobre sus hombros (y sí, eventualmente la vemos con el pelo morado).

El gran Sean Bean, por su parte, le otorga seriedad y elegancia a Alman Kiddo, y Famke Janssen interpreta a una antagonista sorprendentemente compleja. No es una villana de caricatura, pues, si no más bien una mujer que ha pasado por eventos traumáticos y dolorosos, y que ahora está realmente convencida de estar haciendo lo correcto (por más de que le esté haciendo daño a su propia hija). Finalmente, el gran Mark Dacascos (como Mylock, ayudante de Kiddo), Nick Stahl (como un antagonista realmente odioso) y Caitlin Hutson (como Marin, la maestra de Seiya) completan el reparto. (Aunque esta última en realidad interpreta al personaje físicamente, pero cuenta con la voz de alguien más; lamentablemente, no pude apuntar el nombre mientras veía los créditos finales, y no he encontrado sus datos en NINGUNA parte).

El caso de “Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – el inicio” es interesante. No se trata de una adaptación horrenda, como varias otras que hemos tenido el infortunio de ver tanto en cines como en streaming. Pero tampoco puedo decir que sea un éxito rotundo —de hecho, asumo que varios fanáticos del anime y el manga saldrán molestos de la sala de cine. Después de todo, la cinta cambia bastantes elementos tanto narrativos como de personajes y hasta visuales (siendo las armaduras las que resaltan más… ¡y negativamente!). No obstante, no puedo decir que me haya aburrido con el filme, y entre las actuaciones decentes y contenido temático relativamente ambicioso, al menos puedo decir, nuevamente, que lo INTENTARON. Considerando que termina con una suerte de “cliffhanger”, habrá que ver qué pasa con Seiya y sus amigos en el futuro; todo dependerá, como siempre, de su éxito en la taquilla.

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.