“La Sra Harris va a París” es la historia tipo “feel-good” por excelencia —una película que se deleita en hacernos sentir bien, a través de una narrativa que se siente más como un cuento de hadas que otra cosa, en donde los buenos son buenos, algunos malos se redimen, y otras reciben su merecido castigo. No es nada particularmente complejo, y sin embargo funciona gracias a sus excelentes actuaciones centrales, impresionante diseño de producción —y vestuario, por supuesto—, y un tono que nunca se llega a tornar demasiado sacarino. Es una pena que el estreno en cines peruanos de “La Sra Harris va a París” se cancelara —tuve el privilegio de ver la película en formato screener, pero me hubiese encantado disfrutarla en pantalla grande.
La cinta se lleva a cabo en la Londres de los años 50. La gran Lesley Manville interpreta a la Sra Harris del título, una mujer de mediana edad que trabaja limpiando las casas de los millonarios, y tiene como únicos amigos a Violet (Ellen Thomas), quien trabaja en lo mismo, y al coqueto Archie (Jason Isaacs). La Sra. Harris todavía está a la espera de su esposo, quien tuvo que dejarla para ir a la guerra, pero cuando por fin le toca aceptar la realidad —la guerra terminó hace varios años, por lo que si siguiera vivo, ya hubiese regresado hace rato—, nuestra adorable protagonista decide darle un cambio a su vida. Es así que logra viajar a París, en donde se empecina en visitar las oficinas de Christian Dior, decidida a comprarse un vestido de quinientas libras.
Lo que parece ser al inicio una imposibilidad, poco a poco se torna en algo que de verdad cambiará la vida de la Sra. Harris. Gracias a su bondad y grandes dones sociales, logra hacerse amiga de una de las modelos más grandes de Dior, Natasha (la mismísima Monja Guerrera, Alba Baptista); del contador de la empresa, André (Lucas Bravo), y hasta del Marquis de Chassagne (Lambert “Merovingio” Wilson), quien ve en ella algo muy familiar. Poco a poco, la Sra. Harris irá cambiando las vidas de todos estos personajes para bien, e incluso el eventual destino de Dior como marca.
“La Sra Harris va a París” es una historia de contrastes entre gente adinerada y elegante, y personas comunes y corrientes. La protagonista es constantemente subestimada porque es vista como menos por las élites —sienten que es alguien que no merece tener algo bonito, que no merece disfrutar de las cosas grandes de la vida. Y gradualmente, gracias a su bondad, ella logra demostrarles que merece lo mismo que ellos, o hasta más. Podría decirse que la Sra. Harris es un personaje caricaturescamente bondadoso —que quizás no podría existir alguien así de naive en la vida real. Pero eso es precisamente lo que ayuda a otorgarle un tono de cuento de hadas a la película, el cual uno debe creerse desde un inicio. De lo contrario, “La Sra Harris va a París” no funciona.
Pero me animaría a decir que hasta el espectador más cínico podría terminar por enmaromarse de la película Y de su protagonista. Leslie Manville da una excelente actuación como la Sra. Harris, haciendo que uno empatice con esta mujer de tan buenos sentimientos, quien siempre lo ha dado todo de sí misma para beneficio de otros, y que ahora, más bien, tiene que comenzar a buscar su propia felicidad. La gran Isabelle Huppert interpreta a Claudine, la administradora de las oficinas de Dior —una de las supuestas antagonistas que eventualmente son ablandadas por las actitudes de las Sra. Harris. Y resaltan, también, actores de la talla de Lambert Wilson y Jason Isaacs (imprevisiblemente, interpretando a personajes de buen corazón), y Alba Baptista, quien demuestra ser mucho más que una Monja Guerrera. La mayoría de personajes son arquetipos, pero arquetipos que funcionan bien dentro de la historia.
Evidentemente no se puede escribir sobre “La Sra Harris va a París” sin mencionar el vestuario y el diseño de producción. La recreación de las ciudades de Londres y París de los años cincuenta es impecable, haciendo que uno se sumerja en una versión un poco fantasiosa de esta época y lugares. De hecho, “La Sra Harris va a París” es el tipo de película donde la gente se comporta de manera un poco MUY amable, pero es todo parte del estilo. Y el vestuario, por supuesto, resalta gracias a los hermosos vestidos que se pueden ver en varias escenas; destaca, por supuesto, el que eventualmente termina usando la Sra. Harris. Los fanáticos y fanáticas de la moda (ya sea vintage o contemporánea) seguro la pasarán bien con la película.
No hay mucho más que se pueda escribir sobre “La Sra Harris va a París”. Se trata de una experiencia agradable, esperanzadora, que hasta podría terminar por arrancarle un par de lágrimas a ciertos miembros del público (yo estuve MUY cerca de llorar en determinado momento). El conflicto central no es demasiado grave, los problemas no generan tanta tensión, y todo se siente como suavizado, fantasioso —pero ese es el punto. Si no son demasiado cínicos, terminarán la película con una sonrisa en el rostro, felices de haber pasado tiempo con la Sra. Harris. Nuevamente: es una pena que “La Sra Harris va a París” no se llegó a estrenar en cines peruanos. No es una propuesta SÚPER comercial, pero estoy seguro que hubiera podido encontrar a su público.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.