Cuando salió la primera película de “John Wick”, prácticamente nadie pensó que llegaría a ser tamaño éxito de crítica y taquilla. De hecho, pocas semanas antes de su estreno, se asumía, todavía, que saldría directo a digital, decisión que, en retrospectiva, hubiese sido una tontería —pero en ese entonces no sabíamos, pues, que la más reciente producción protagonizada por Keanu Reeves se terminaría convirtiendo en una de las sagas más violentes, intrigantes y emocionantes del cine de acción contemporáneo. El buen Keanu interpretando a una máquina de matar, capaz de intimidar hasta al villano más despiadado que se puedan imaginar. ¿Qué más podríamos necesitar?
Es así, pues, que llegamos a la cuarta entrega de la franquicia. “John Wick 4” es, en muchos sentidos, la película MÁS de “John Wick” que se ha hecho hasta ahora. No necesariamente la mejor, pero sí la que tiene más… película. Hay más acción, más violencia, más sangre, y…. MÁS en general. “John Wick 4” dura casi tres horas, y aunque no puedo decir que me aburrí con la cinta —habría que estar al borde de la muerte para no sentir ningún tipo de emoción con esta producción—, sí soy de la idea de que, de tener unos veinte minutos menos de duración, hubiese funcionado mejor. “John Wick 4” me dejó exhausto, cansado luego de ver tanta muerte y agresión. Pero tampoco puedo negar que se trata de una experiencia espectacular, que seguro satisfará a cualquier fanático de la saga.
John Wick (Reeves) está siendo perseguido por La Mesa. Los aliados se le agotan, y hasta sus amigos más cercanos, como Winston (Ian McShane), administrador del Hotel Continental, y su mano derecha, Charon (el recién fallecido Lance Reddick; Q.E.P.D.) están en peligro. De hecho, las cosas se tornan incluso más complicadas al inicio de la película: La Mesa le ha encargado al Marquis de Gramont (Bill Skarsgard, con un… curioso… acento francés) acabar con Wick, lo cual lo pone en la mira de toda suerte de asesinos, incluyendo al Rastreador (Shamier Anderson). Pero cuando nuestro protagonista va a pedirle ayuda a un viejo amigo en Japón, Shimazu (Hiroyuki Sanada), y a su hija, la letal Akira (Rina Sawayama), termina dándose cuenta de que otro viejo contacto también está detrás de él: el guerrero ciego Caine (Donnie Yen). Es así que Wick tendrá que encontrar alguna forma de escapar de esta gente, y de acabar con La Mesa de una vez por todas.
Puede que “John Wick 4” cuente con varios personajes secundarios y secuencias de acción, pero narrativamente hablando, no se hace demasiadas bolas. El objetivo de John es simple: acabar con el Marquis, y por supuesto, hacer que La Mesa deje de perseguirlo. Si la película se torna más compleja, es porque John tiene que cumplir con varios objetivos secundarios para eventualmente llegar al principal. En ese sentido, se siente como un videojuego, por momentos: nuestro protagonista tiene que cumplir con algunos “side-quests“, para poder llegar al Jefe Final. No es nada particularmente original, pero al igual que en las entregas previas de la franquicia, se torna interesante gracias al Lore que se ha ido construyendo alrededor del personaje de Wick, y sus amigos y enemigos.
No obstante, ese no es el único aspecto por el que “John Wick 4” se siente como un videojuego. Consideren, si no, la manera en que va combinando la acción con los momentos más callados. Siendo honestos, el filme se siente como una serie de secuencias de pelea, con momentos de desarrollo (leve) de personaje o avance de trama entre ellos. Por ahí leí que el filme se siente como un “beat em up” de antaño, y no se equivocan; las escenas de acción vendrían a ser como las secciones de “gameplay” (solo que al ser esta una película, no son interactivas, desafortunadamente), y los momentos dramáticos entre ellas serían como los “cutscenes”. Honestamente, considerando lo mucho que se enfatiza la acción en la película, esta teoría de estructura basada en videojuegos no es del todo descabellada.
Ya dependerá de cada espectador, entonces, si es que disfruta de este ritmo: acción y violencia, momento callado, acción y violencia, y así se va repitiendo. Ayuda, al menos, que al igual que en las cintas anteriores, el director (y ex doble de Reeves) Chad Stahelski haya dirigido y ayudado a coreografiar algunas de las escenas de balaceras y peleas más espectaculares que se hayan visto. Mezclando la brutalidad del Wick de Reeves, con la increíble velocidad de Donnie Yen, las habilidades de Hiroyuki Sanada, la agilidad de Rina Sawayama, y la imponencia del chileno Marko Zaror (interpretando a un intimidante representante de La Mesa), Stahelski logra construir algunas de las secuencias más violentas, exageradas y simplemente entretenidas que haya visto en cualquier película norteamericana de acción.
Es un festín de violencia sádica y sangrienta, que evidentemente no será para todo el mundo. Pero recuerden que se trata de la cuarta entrega de la saga, por lo que si están aquí, asumo que es porque saben exactamente qué esperar de Wick y sus compañeros. Lo cual no quiere decir que “John Wick 4” carezca de sorpresas, por supuesto. Fue todo un deleite, por ejemplo, ver al eternamente infravalorado Scott Adkins (gran artista marcial y protagonista de incontables filmes “indie” de acción) peleando con un traje de hombre obeso. Y la secuencia climática de acción, que involucra a Reeves, Yen, Zaror, unas escaleras infinitas en París, y una cantidad ridícula de enemigos, es simplemente increíble. Ridícula, sí, y cansadora como se había dado a entender líneas arriba, pero muy emocionante.
Sin embargo, no se puede negar que “John Wick 4” es una película estirada, que se hubiese beneficiado de una menor duración, como para no dejar al espectador tan cansado. A muchos nos encanta ver a Reeves matar y matar y MATAR a sus enemigos (en serio; me muero por que alguien se animen a contar cuántos personajes mueren exactamente en “John Wick 4”… ¡el número debe ser absurdo!), pero ya hacia el final, la carnicería se comienza a sentir un poco repetitiva. Además, por más de que el realismo fue abandonado hace rato, hay un par de sucesos en “John Wick 4” que simplemente resultan imposibles de creer, incluso para estándares de la franquicia. Curiosamente, eso sí, no le quitaría mucho al tercer acto; creo que el primero hubiese podido ser reducido un poco, para ayudar a que la historia se mueva con más agilidad.
Pero al final del día, estoy seguro que aquel defecto no le fastidiará demasiado a los fanáticos. Después de todo, “John Wick 4” les entrega todo lo que podrían querer: acción increíblemente coreografiada y expertamente dirigida (¡nada de cortes rápidos o cámaras nerviosas por acá, por favor!), más Lore para complicar el contexto en el que la trama se lleva a cabo, y coloridos personajes secundarios. Aparte de los ya mencionados, disfruté del Rastreador de Shamier Anderson (¡y su perro!), y de la Katia de Natalia Tena (ruda y cubierta en tatuajes). Y la cantante Rina Sawayama es una revelación, interpretando a Akira con rudeza y convicción (¿se viene otro spin-off?). “John Wick 4” no decepciona, y aunque creo que podría haber sido presentado en un paquete más breve, igual creo que se trata de una satisfactoria continuación (¿y posible conclusión?) de la saga.
NOTA: “John Wick 4” cuenta con una escena post-créditos, que nos da una vaga idea de lo que podría venir en el futuro.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.