“Mad Max: Furia en el camino” es una inyección de adrenalina a la vena; una serie de persecuciones por el desierto impecablemente dirigidas, amplificadas por la conexión emocional que el espectador desarrolla con los personajes y los temas que los agobian. La recién estrenada “Furiosa: de la saga Mad Max”, por su parte, es un buen complemento para aquella producción del 2015; una precuela que logra justificar su existencia, pero que se lleva a cabo de manera más, lo crean o no, tranquila (para estándares de este tipo de filme, claro está), manejando una estructura algo cansada, y colocando a su protagonista en situaciones trágicas, violentas. Se parece a lo que vino antes, pero no es lo mismo.
Y sin embargo, no llega a cautivar de la misma forma que su predecesora. ¿Cómo podría? “Furia en el camino” fue como un cometa que pasa por la Tierra cada dos mil años; un evento poco común pero hipnotizante. Y la buena noticia es que el gran George Miller no trata de repetirlo, precisamente. Lo que intenta hacer con “Furiosa: de la saga Mad Max” es presentarnos una historia de trasfondo que fortalece a la Furiosa de Charlize Theron; que complementa a su aventura con el loco Max de Tom Hardy, y que funciona bastante bien como una experiencia de acción y drama y agresión. No les dejará sin aliento, como el filme previo, pero tampoco les aburrirá.
La película comienza con un prólogo en el que vemos a una joven Furiosa (Alyla Browne) siendo secuestrada por los hombres del sádico Dr. Dementus (un Chris Hemsworth muy entretenido). Su madre, la aguerrida Mary Jabassa (Charlee Fraser, de “Con todos menos contigo”) trata de salvarla, pero falla en el intento. Es así que la película se comienza a centrar en las experiencias de Furiosa como parte de la “banda” de Dementus, y luego como habitante de la Ciudadela de Immortal Joe (esta vez interpretado por Lachy Hulme).
Eventualmente, vemos como crece para convertirse en Anya Taylor-Joy, y en una Furiosa llena de vida pero todavía más llena de venganza. Todo lo que quiere, de hecho, es reencontrarse con Dementus, y cobrar venganza por lo que le hizo años atrás. Para eso, se alía con personajes como Praetorian Jack (Tom Burke), uno de los mejores soldados de Joe. Pero aquellas apariciones por parte de personajes pertenecientes al mundo del “Wasteland” son fugaces. La mira de Furiosa está siempre en su objetivo; en un Dementus que se ha obsesionado con conquistar los pocos bastiones humanos que quedan en el desierto, pero que poco a poco va perdiendo el control de sus hombres, y por ende, se va haciendo más vulnerable a los potenciales ataques de nuestra violenta protagonista.
A diferencia de “Furia en el camino”, este filme está estructurado por capítulos. Esto, junto a los eventos por los que tiene que pasar Furiosa, deja en claro que Miller está tratando a esta película de forma muy distinta a su predecesora. La cinta anterior era adrenalina pura; una aventura protagonizada por gente que perseguía no tanto al agua o la libertad, si no más bien la redención. Por su parte, “Furiosa: de la saga Mad Max” es una suerte de odisea; la narración de una vida dura y violenta e injusta, cuya protagonista encara siempre pensando en la venganza. La ya mencionada estructura ayuda a otorgarle una cualidad de “leyenda” a la vida de Furiosa, pero también puede hacer que ciertos miembros del público se impacienten. No ayuda, de hecho, que la película sea un poco muy larga; la última media hora hasta resulta algo anticlimática.
Y no es que quiera sonar demasiado negativo. Pero a la vez, no se puede negar que “Furia en el camino” dejó la valla demasiado alta, y lamentablemente, “Furiosa: de la saga Mad Max” no logra alcanzarla. Por más de que se trate de una bestia distinta, a la precuela le falta algo; ese “no sé qué” que lo dejaría a uno pegado a la pantalla. Le falta la energía que tan en evidencia se puso en su predecesora, aquella sensación de que siempre estábamos yendo para adelante, llenos de “momentum”, sin perder el tiempo (y eso que los personajes terminan regresando, a mitad de película, al lugar de donde salieron). “Furiosa: de la saga Mad Max”, más bien, va un poco en círculos, sintiéndose en ciertos momentos extremadamente emocionante, y en otros, algo tediosa. Y no es por culpa de la simpleza de su narrativa; “Furia en el camino” es igual de sencilla, y sin embargo cautiva más.
No obstante, no puedo dejar de mencionar que regresar a la Australia posapocalíptica que Miller creó hace ya tantos años siempre va a ser todo un deleite. El “world-building” sigue siendo sublime, y en esta caso, se nos permite visitar lugares que en el filme anterior únicamente se mencionaron, como El Pueblo de la Gasolina, o La Granja de Balas. Y mucho nos enteramos de los diferentes grupos que intentan sobrevivir en el desierto, y de lo que estaban haciendo Joe y sus hijos antes de que Max llegara y sucediese todo lo que sucedió en “Furia en el camino”. Y aunque se podría argumentar que “Furiosa: de la saga Mad Max” comete el pecado de muchas otras precuelas —explicar cosas que no necesitaban ser explicadas—, Miller nunca elige el camino fácil. De hecho, intenta darle orígenes verdaderamente emotivos o desgarradores a elementos que tomamos por sentado en “Furia en el camino”. Consideren, si no, la forma en que Furiosa termina perdiendo su brazo (para luego ser reemplazado por uno mecánico).
Eso sí, lo que me sorprendió —para mal— en “Furiosa: de la saga Mad Max” es el acabado visual y técnico. Como siempre, Miller es un director extremadamente ambicioso, y dirige las secuencias de acción con aplomo; consideren, si no, un espectacular asedio al camión de Jack por parte de diferentes enemigos, con Furiosa colgando por debajo del vehículo. Pero a la vez, el filme está lleno de planos aparentemente hechos a la volada, que hasta llegan a sentirse incompletos. “Furia en el camino” está repleta de elementos digitales, eso no es ningún secreto, pero ninguna imagen en aquella película resulta poco convincente o inverosímil. Acá, desgraciadamente, tenemos de todo: desde planos con efectos Chroma sin terminar, hasta escenas de exterior claramente iluminadas en interior, y creaciones digitales demasiado pulcras, como sacadas de un videojuego. Entiendo que Miller, además, quería darle un estilo visual distinto a esta película —mucho más saturado que el de “Furia en el camino”—, pero aquello resulta en una artificialidad que no estoy seguro ayude al desarrollo de la historia.
De los actores no me puedo dejar, eso sí. Hemsworth es un vacilón, Taylor-Joy se convierte al cien por ciento en Furiosa, haciendo que jamás dudemos que estamos viendo una versión más joven del personaje de Theron en pantalla, y Charles Fraser desataca como una de las mejores madres que haya visto en una película. Y por supuesto, la cinta está, como siempre, llena de imaginación, desarrollando de forma —usualmente— satisfactoria temas como la venganza, la retribución, la crueldad, la piedad y la importancia de la historia. Pero a la vez, “Furiosa: de la saga Mad Max” se siente como un producto incompleto; como si a Miller se le hubiese acabado el tiempo —o el dinero— durante la posproducción, viéndose obligado a estrenar una película que hubiese necesitado de más tiempo en el horno. “Furiosa: de la saga Mad Max”, nuevamente, es un gran complemento para su predecesora, y una buena película de acción; sin embargo, no puedo evitar sentirme un poco decepcionado luego de nueve años de espera.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.