Dirigida por David Slade, “30 días de noche” es una película que, en su momento, nos trajo de vuelta a los vampiros sedientos de sangre y monstruosos, alejándose de la versión “sexy” de aquellas criaturas que se había popularizado gracias a otras películas. Gracioso, pues, pensar que aquel retorno fue tan temporal, ya que no tuvieron que pasar muchos años para que los vampiros se tornen incluso más “sexies” con la franquicia “Crepúsculo” (cuya tercera entrega, además, fue dirigida por el mismo Slade, quien años antes había declarado odiar los libros escritos por Stephanie Meyer; ¡las vueltas que dan la vida!).
En fin. Dejando de lado el lugar que esta película tiene en la historia del cine de terror en general, y en el de vampiros más específicamente, si uno la ve en el año 2025, todavía se siente como una experiencia intensa, sangrienta y llena de suspenso. Se nota que Slade estaba muy interesado no en romantizar a estas criaturas ni en vincularlas a la seducción o el sexo, si no más bien en convertirlas en monstruos sedientos de sangre; en figuras milenarias únicamente interesadas en La Caza. El resultado es un filme que, sin llegar a ser perfecto, debería apelar tanto a los fanáticos del horror, como a quienes estén buscando un filme que incluso dieciocho años después de su estreno original se siente bastante diferente a la propuesta promedio de este subgénero.

“30 días de noche” se lleva a cabo en el pueblo de Barrow (ahora llamado Utqiagvik en la vida real), en Alaska; el pueblo más al norte de los Estados Unidos, que vive casi en una constante tormenta y que, una vez al año, durante el invierno, pasa por treinta días de total oscuridad (curiosamente, la realidad es incluso peor, ya que en la vida real, Utqiagvik pasa por sesenta y seis días de noche cada año). Nuestro protagonista es Eben Oleson (Josh Hartnett), el alguacil del pueblo, quien está pasando por una complicada separación, habiéndose recién peleado con su ex novia, la bombera Stella (Melissa George).
Al comenzar el filme, casi la mitad del pueblo se está yendo del lugar a pasar el invierno en otra parte, dejando a algunos de sus seres queridos en Barrow. Aprovechando esta relativa soledad, llega un Extraño (Ben Foster) a causar problemas; primero, mata a los perros de trineo de un vecino, y luego trata de pelearse con alguien en un diner. Es así que termina en la carceleta de la comisaría, y comienza a advertirle a medio mundo que “algo se acerca” y que “pronto morirán”. Eben no le tiene miedo, pero su hermano menor, Jake (Mark Rendall) y su abuela, que también trabaja en la comisaría, no aguantan la presencia de este Extraño.
Y efectivamente, “algo” no tarda en pasar. Aprovechando la soledad de sus pobladores y la oscuridad de treinta días, llega al pueblo un grupo de vampiros liderado por el pertubador Marlow (Danny Huston), y comienzan a matar y chuparle la sangre a cuanta persona se le cruza en el camino. Es por eso que Eben junta a un grupo de sobrevivientes, que incluye a algunos de los personajes ya mencionados pero también al loco Beau Brower (Mark Boone Junior, de “Batman Inicia”), o a Denise (Amber Sainsbury), para esconderse en un ático. Pero sobrevivir en dicho lugar no será fácil, y eventualmente, tendrán que salir no solo para encontrar comida o a otra gente, si no también para enfrentar a sus nuevos enemigos.

“30 días de noche” es una intensa película de supervivencia. Centrada en personajes que no tienen superpoderes y que más bien son tan regulares como Vuestro Servidor o cualquiera de mis lectores, la cinta logra desarrollar un buen nivel de suspenso, dejando bien en claro desde un inicio que cualquiera de sus figuras principales podría morir en cualquier momento. Nadie está a salvo; hasta el alguacil de Josh Hartnett (valiente, decidido, inteligente) se siente vulnerable, lo cual le otorga un buen nivel de tensión a las confrontaciones que tiene con los vampiros. Evidentemente, al ser un filme de terror, “30 días de noche” cuenta con varios personajes secundarios que están aquí únicamente para morir de formas horribles, pero el que los protagonistas no se sientan invencibles es todo un “plus”.
Ayuda, además, que estos vampiros se sientan como verdaderos monstruos. Hablando en una milenaria y misteriosa lengua, y siempre manchados de sangre, lucen y se comportan como antagonistas violentos, ágiles, sanguinarios y despiadados. Resalta un vampiro calvo y musculoso, así como una vampiresa de rostro insectoide. Pero por supuesto, quien destaca más es el Harlow de Danny Huston, interpretado con apropiada intensidad por el experimentado actor. Puede que no cuente con una motivación clara ni una historia de trasfondo compleja, pero uno igual entiende por qué están ahí y lo que quieren. No son enemigos complejos, pero como los percibimos desde la perspectiva de los humanos, funcionan como figuras terroríficas e imprevisibles.
La atmósfera generada por Slade y su director de fotografía, Jo Willems (“His House”), además, ayuda a aumentar el suspenso. Barrow es presentado como este pueblo oscuro (obviamente), desolado, siempre cubierto de nieve y ocasionalmente en medio de terribles tormentas. Los planos aéreos o lejanos ayudan a enfatizar lo aislado que verdaderamente se encuentra, pero los planos con cámara en mano, que sigue a los personajes principales mientras se mueven por las calles del lugar, le permiten al espectador ubicarse en la geografía del pueblo. Y por supuesto, el trabajo de maquillaje y gore es superlativo (nada de sangre digital acá; ¡no había eso todavía en el 2007!), lo cual hace que las escenas de muertes o chupadas de sangre se sientan más chocantes.

Ahora bien, es verdad que el segundo acto de “30 días de noche” se siente algo tedioso, especialmente una vez que Eben y los demás se meten en el ático. Entiendo que el guion necesitaba encontrar una manera de que una porción de los treinta días del título se pasen rápido, pero no puedo evitar sentir que pudieron haber cumplido aquel cometido de manera más enérgica o menos repetitiva. Y también es cierto que, fuera de Eben, Stella y quizás Jake, los personajes no son particularmente interesantes (aunque me dio gusto ver a Nathaniel Less, el famoso Capitán Mifune de las dos primeras secuelas de “Matrix”, como Carter Davies, un amigo de Eben). “30 días de noche” no es perfecta, y aunque aquellos defectos evitan que se cierta verdaderamente redonda, sus fortalezas, felizmente, logran opacar a la mayoría de sus debilidades.
Hace varios años que no veía “30 días de noche”, por lo que no sabía qué tanto me iba a satisfacer una vez que decidí verla por Max. Felizmente, el filme no me ha decepcionado. Lo que tenemos acá es una entretenida cinta de terror y algo de acción que, al presentarnos a los vampiros como criaturas verdaderamente monstruosas y despiadadas, logra desarrollar una experiencia de verdadero suspenso, en la que uno siente que cualquier personaje podría morir en cualquier momento (y realmente cualquiera; ¡hasta los niños y la gente mayor!). Josh Hartnett y Melissa George destacan con sus interpretaciones creíbles, y David Slade hace un buen trabajo perturbando y emocionando a sus espectadores. Puede que no mucha gente recuerde a “30 días de noche”, pero si quieren tener una experiencia escalofriante e intensa, vale la pena que le den una oportunidad tantos años después de su estreno original.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine SebaZavaReviews desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.