“65” es una película que no sabe exprimir bien una premisa con mucho potencial. Después de todo, lo que tenemos acá es una historia de ciencia ficción que tiene como protagonista a un explorador de una civilización pasada (interpretado, además, por el gran Adam Driver), que se pierde en un planeta remoto… el cual termina siendo nuestra querida Tierra. Hace 65 millones de años. En la época de los dinosaurios. Mezclando elementos de ciencia ficción, con fantasía, historia real, y por supuesto, DINOSAURIOS, “65” tenía todas las de ganar. Especialmente considerando que iba a depender mucho del talento de Driver, quien aparece en casi todos los planos de la película.
Pero parece que incluso los conceptos más interesantes del mundo pueden acabar por ser arruinados. No es SOLO que “65” sea una película HORRIBLE; es que simplemente resulta decepcionante porque se hubieran podido hacer muchísimas cosas más interesantes con esta premisa, que lo que terminan haciendo Scott Beck y Bryan Woods (“Un lugar en silencio”). Mucho de lo que resultaría fascinante de una historia de este tipo NO es ni mencionado, y lo que “65” termina haciendo, más bien, es explorar este mundo de la manera más genérica posible, incluso dejando de lado, por momentos, a los dinosaurios. No es de críticos súper exigentes o pretenciosos pedirle a la película de dinosaurios que tenga una presencia contante por parte de aquellas criaturas, ¿no? Es lo mínimo, ¿no?
Pero bueno, como se dio a entender líneas arriba, Driver interpreta a Mills, un explorador aparentemente humano que sale de su planeta natal, dejando solas a su esposa, Alya (Nika King) y a su hija enferma, Nevine (Chloe Coleman) para irse en una misión al espacio. Después de todo, necesita el dinero que le pagarían para, justamente, curar a su hija de una misteriosa enfermedad. Pero cuando su nave choca con un campo de asteroides y cae en la Tierra, matando a casi todos los tripulantes, termina quedándose solo con la joven Koa (Ariana Greenblatt), quien encima habla otro idioma y no lo entiende. Varados y perdidos, tienen que encontrar alguna manera de llegar a la única nave de escape que quedó intacta, intentando sobrevivir a tan agresivo ambiente.
No hay nada en “65” que se sienta particularmente original o novedoso… lo cual es una terrible sorpresa, considerando, nuevamente, todo el potencial con el que contaba su premisa. La relación entre Driver y Greenblatt es estereotípica y trillada —y muy parecida a lo que hemos visto en otras (e incontables) películas del género—; las motivaciones de Mills se sienten superficiales (¡salvar a la hija enferma! ¡Regresar a donde su familia, a la que vimos en el prólogo por como tres minutos!); y las situaciones en las que se involucran generan poca tensión, y recién al final, llegan a aprovechar bien el contexto en el que se llevan a cabo. La mayor parte del tiempo, lamentablemente, solo vemos a Driver y Greenblatt caminando por bosques o metiéndose en cuevas, muy de vez en cuando encontrándose con alguna criatura interesante.
Pero lo que me fastidió más de “65” fue su falta de CURIOSIDAD. Por ejemplo, nunca nos llegamos a enterar casi nada de la civilización a la que pertenecen nuestros protagonistas. Son humanos —o al menos parecen serlo—, pero vivieron hace millones de años. ¿Dónde viven? ¿Cómo es la sociedad en la que se desenvuelven? ¿Cómo así manejan conceptos como el matrimonio o el dinero o hasta el TRABAJO? ¿Qué enfermedad tiene la hija de Mills? ¿Por qué es que lucen exactamente iguales a nosotros? ¿Por qué su tecnología hace uso de hologramas genéricos? ¿Cómo así es que Koa habla un idioma distinto? No estoy diciendo que “65” debió explicar TODO esto —es bueno mantener algunas cosas en las sombras—, pero al menos… algo. La película nunca llega a contextualizar bien su historia, y por ende termina frustrando.
Y lo gracioso es que, en realidad, aquellas preguntas no importarían demasiado si es que la narrativa principal fuese interesante o siquiera emocionante… pero ese no es el caso. Lo que tenemos acá es una trama básica en donde los personajes tienen que ir del punto A al punto B, aprendiendo algo sobre sí mismos —y sobre el otro— en el camino. Súper sencillo… y súper genérico. Ni Mills ni Koa llegan a cobrar vida —no realmente—, y muchos de los obstáculos que tienen que sobrepasar los hemos visto en mejores filmes, o más decepcionantemente, simplemente no involucran a los dinosaurios. “65” ni siquiera cuenta con una persecución DECENTE con dichas criaturas, lo cual debería ser considerado como un pecado. El clímax, al menos, no está mal, pero llega muy tarde, encima precediendo a un desenlace absolutamente repentino y desinflado.
Como siempre, Adam Driver hace un buen trabajo. ¿Y cómo hubiera podido ser de otra manera? Todo lo que tiene que hacer es caminar y renegar y disparar y correr y enfrentarse a alguna que otra criatura extraña. Mills no tiene mucha química con Koa, pero considerando lo poco desarrollada que está aquella relación, medio que da igual. Y lo mejor que puedo decir de esta última es que no es un personaje infantil desesperante —Ariana Greenblatt hace un buen trabajo, especialmente considerando que tiene muy poco diálogo en inglés. Por otro lado, a Chloe Coleman prácticamente solo la vemos en flashbacks (fuera del prólogo ya mencionado), Hubiese estado bueno tenerla por más tiempo, como para que el aspecto emocional del filme funcione mejor.
Me da pena quejarme de “65”. No es que haya ido a verla con grandes expectativas, pero considerando que Driver (casi) siempre elige sus proyectos con cuidado, al menos no esperaba que fuese ASÍ de mala. Pero lo es, lamentablemente. A pesar de que el reparto hace lo mejor que puede, no pueden convertir a esta experiencia en algo que no es. Es así que terminamos con un pseudo-blockbuster que por momentos se ve barato —aunque algunos planos espaciales lucen espectaculares—, no genera demasiada tensión, se parece demasiado a otros filmes (ya he escuchado algunas comparaciones a “After Earth” de M. Night Shyamalan, lo cual debería decirles TODO sobre esta cinta), y en general, desperdicia una premisa con potencial de manera olímpica. Ahora entiendo por qué Sony parece tener hasta vergüenza de “marketear” a “65”, y por qué la están estrenando al mismo tiempo que “Scream 6”. Mejor nos quedamos con Ghost Face.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.