Adaptar videojuegos a la pantalla grande siempre es difícil, y más cuando se trata de propiedades intelectuales que carecen de narrativas bien estructuradas. Ese es el caso de “Minecraft”, un videojuego que en vez de desarrollar historias con inicios, medios y finales, le permite al jugador aprovechar toda su creatividad para que mine y construya absolutamente de todo. Eso no quiere decir, claro está, que no haya algo de lore relacionado al universo creado por Mojang —simplemente que adaptar esta franquicia a un medio más tradicional —y poco interactivo— como el cine siempre iba a ser un reto, especialmente si sus creadores no querían ofender y alejar a los fanáticos.
Felizmente, el director Jared Hess (“Napoleon Dynamite”) parece haber estado a la altura de dicha tarea. “Una película de Minecraft” no es una gran propuesta y ni siquiera una película particularmente redonda, pero entre el sentido del humor absurdo que maneja y sus efectos visuales bastante impresionantes, logra entretener a través de una narrativa previsible pero en general inofensiva. “Una película de Minecraft” está hecha principalmente para los fanáticos —o los más pequeños de la casa—, por lo que no recomiendo ir a verla esperando algo revolucionario o que salga fuera de la caja. La experiencia de ver “Una película de Minecraft” es cómoda y por momentos desesperante —pero para este crítico, lejos de ser ofensiva o representante de “todo lo que está mal con Hollywood”, como otros periodistas han manifestado. Se me ocurren otros filmes que podrían pertenecer a dichas categorías, en todo caso.

“Una película de Minecraft” comienza con una narración en off bastante torpe, larga y explicativa, con la que nos enteramos de que Steve (Jack Black) siempre quiso ir a trabajar a las minas, cosa que finalmente logra una vez que se convierte en adulto. Es así que termina encontrando un cubo celeste mágico y una caja de metal brillante que, al ser combinados, lo transportan al Overworld; un mundo hecho de cubos, poblado por Aldeanos con su propio idioma y animales cuboides de todo tipo, en el que uno puede minar y construir lo que quiera. Lamentablemente, Steve termina siendo secuestrado por la maléfica Malgosha (voz de Rachel House, de “Moana” y “Hunt for the Wilderpeople”), la líder de los cerdos que viven en un horrible mundo paralelo, y que quiere hundir el Overworld en la oscuridad.
Un tiempo después, ya en el mundo real, nos encontramos con los otros protagonistas de “Una película de Minecraft”. Primero está Garrett “El Basurero” (Jason Momoa), un ex campeón de un videojuego de Arcades en los 80s, que ahora es dueño de una tienda de videojuegos retro venida a menos. De ahí están los hermanos Henry (Sebastian Hansen) y Natalie (Emma Myers), quienes acaban de llegar al pueblo donde vive Garrett; el primero es un chico muy creativo, y la segunda tiene que encargarse de su hermano menor y trabajar como la Community Manager de una empresa local de papitas. Finalmente, está Dawn (Danielle Brooks, de “Peacemaker” y “El color púrpura”), la agente de bienes raíces que ayudó a los chicos a mudarse al pueblo, pero que también tiene un negocio secundario con animales.
Como se deben imaginar, estas cuatro personas terminan llegando al Overworld por error, y eventualmente encontrándose con Steve. Este último necesita el cubo mágico (que ahora tiene Garrett) para poder derrotar a Malgosha, y los demás tienen que encontrar la forma de regresar al mundo real. Es por eso que deciden trabajar en equipo, lo cual les trae muchos problemas, especialmente cuando los cerdos llegan al Overworld, empecinados en destruir todo en su camino con tal de que puedan encontrar el cubo para Malgosha.

“Una película de Minecraft” hace uso, pues, de una narrativa centrada en personajes fuera de su elemento que llegan a un mundo mágico para aprender nuevas habilidades. Es algo que ha funcionado en filmes como los de “Jumanji” (también con Jack Black) y que aquí le permite al filme tener a por lo menos cuatro personajes que hacen las veces de representantes del público, dispuestos a aprender todo lo que el Overworld tiene para ofrecer. Por su parte, el Steve de Jack Black se toma muy en serio el rol de guía, explicando y explicando y explicando constantemente las reglas de este mundo, haciendo referencias a conceptos y objetos del juego, y nombrando lo que está sucediendo a cada rato. Entiendo que Hess y compañía querían hacer que el filme se sienta digerible para todo público, pero creo que con tanta explicación, terminan subestimándolo a sobremanera.
Porque lógicamente, “Una película de Minecraft” no es para nada complicada; los objetivos de los personajes son claros, y el mundo en sí está lleno de posibilidades. Además, el mensaje central de la narrativa, sobre la importancia de la creatividad y la imaginación, es loable, por más de que no esté del todo aprovechada. Es así, pues, que “Una película de Minecraft” se torna en una experiencia previsiblemente divertida, en donde los peligros no son demasiado graves, y Jack Black siempre tiene alguna línea de diálogo absurda o memeable lista para que el tono nunca se torne tan serio. Su energía maníaca contrasta perfectamente con las actuaciones parcas de los chicos, y el humor tipo slapstick de Jason Momoa, quien parece quiere alejarse lo más que pueda de Aquaman y los demás personajes rudos que ha interpretado en el pasado.

Eso sí, si quieren arcos de personaje bien construidos o temáticas interesantes, mejor busquen en otra parte. Quien termina creciendo más es el Henry de Sebastian Hansen, pero incluso su búsqueda de autoconfianza podría haber estado mejor implementada. El Garrett de Jason Momoa medio que se convierte en una mejor persona (más o menos); el Steve de Jack Black se queda exactamente igual, y a las chicas no se les da mucha importancia. De hecho, “Una película de Minecraft” se termina sintiendo como una experiencia increíblemente masculina, centrada en dos figuras vinculadas a como era el gaming en los ochentas, dejando (muy) de lado las referencias a cualquier videojuego que no sea “Minecraft” (obviamente) o títulos para las Arcades, el Atari o la NES. Curioso, pues, que le hayan querido otorgar un estilo medio retro (similar al de “Píxeles”, con Adam Sandler) a una cinta basada en un videojuego contemporáneo.
Visualmente, eso sí, “Una película de Minecraft” hace todo lo posible por asemejarse al juego, pero manejando una estética más detallada y fotorealista. El Overworld luce absolutamente convincente, los animales se ven tanto adorables como perturbadores, los Aldeanos parecen haber sido sacados de mis más terribles pesadillas, y la animación de personajes como Malgosha es absolutamente impresionante. Donde “Una película de Minecraft” falla un poquito, en todo caso, es en los planos hechos con Chroma donde los personajes vuelan por los aires, haciendo uso de una iluminación que no va con los fondos digitales. No es nada demasiado grave, pero sí resulta curioso que la mayor parte del apartado visual del filme esté bien cuidado, a excepción de esos breves momentos.
“Una película de Minecraft” no va a convertir a los neófitos o los escépticos —no es ese tipo de película. Por algo está llena de diálogos que hacen referencia a memes de las redes sociales (“The Children Yearn for the Mines!”), gamers y streamers famosos, y situaciones que han vuelto locos a los fanáticos de todos los países (como el «Chicken Jockey»). Los más viejos seguramente saldrán un poco confundidos de la sala de cine, pero gente que por lo menos algo conoce del juego, como Vuestro Servidor, se terminará encontrando con una experiencia que, al menos en sus escenas iniciales, pone en evidencia un tono absurdo muy apropiado para el director de “Napoleon Dynamite”, y que en general se siente inofensiva y nunca aburre. La inevitable secuela, en todo caso, tiene la oportunidad de ser mejor —más creativa, menos dispersa, con suerte menos sexista— o absolutamente horripilante. Ojalá sea lo primero.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine SebaZavaReviews desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.