Estrenos, cartelera, trailers. Un espacio para compartir, informarte y opinar sobre el mundo cinematográfico
CRÍTICA: Duna: Parte 2 – fervor religioso, manipulación y colonialismo en la galaxia

CRÍTICA: Duna: Parte 2 – fervor religioso, manipulación y colonialismo en la galaxia

Sebastián Zavala Kahn
Sebastián Zavala Kahn

Crítico de cine

“Duna: Parte 2” es la continuación de su predecesora en el más puro sentido de la palabra. Lo que Denis Villeneuve ha hecho con el filme es terminar de adaptar la primera novela de la saga de Frank Herbert de la manera más respetuosa posible, continuando con el estilo establecido en la primera película, y cambiando y acortado y alargado elementos narrativos y de personajes cuando lo creía necesario, sin ir en contra del espíritu de la obra original. El resultado, por supuesto, es excelente; un “blockbuster” de gran magnitud que mucho nos dice sobre la colonización, la apropiación cultural, el fervor religioso, y la forma en que percibimos a nuestros líderes. “Duna: Parte 2” me gustó incluso más que su predecesora.

Al comenzar la película, vemos como Paul Atreides (Timotheé Chalamet) y su madre, la embarazada Lady Jessica (Rebecca Ferguson), viven relativamente tranquilos en el planeta desértico Arrakis con los Fremen, liderados por Stilgar (Javier Bardem), quien cree sin reparos en la venida de un nuevo mesías llamado Lisan al Gaib. Jessica, siguiendo el trabajo de las Bene Gesseret, sigue difundiendo las historias sobre su hijo, para hacerle creer a todos los Fremen que ÉL eventualmente se convertirá en Lisan al Gaib, mientras que Paul se concentra en aprender las costumbres de su nueva gente, enamorándose de la aguerrida Chani (Zendaya) quien, a diferencia de Stilgar, no cree en las profecías para nada.

Pero tal y como Paul había estado viendo en sus visiones, la Guerra Santa se avecina. En su propio planeta, el Emperador del Universo Conocido Shaddam IV (Christopher Walken, a quien da gusto ver en el cine después de tiempo) se preocupa por los rumores sobre Lisan al Gaib, mientras su hija la Princesa Irulan (Florence Pugh) conversa con las Bene Gesseret sobre la venida del mesías. Mientras tanto, el Barón Vladimir Harkonnen (Stellan Skarsgard) decide mandar a su psicótico sobrino, Feyd-Rautha (Austin Butler) a Arrakis para que lo ayude a controlar las reservas de Especia, y con algo de suerte, acabar con Paul. Todas estas historias (y hasta un par más) eventualmente se cruzan, resultando en el potencial cumplimiento del destino de Paul.

A diferencia de otras películas fantásticas sobre héroes valientes, “Duna: Parte 2” no tiene miedo de adaptar con precisión los elementos más oscuros de la novela de Frank Herbert. Por ende, uno se va dando cuenta gradualmente del camino que Paul está tomando —por más de que al inicio no lo quiera—, el cual acabará en guerra y destrucción. Después de todo, se trata de un mesías que no ha llegado “orgánicamente”, si no más bien después de siglos de manipulación por parte de las Bene Gesseret, las maestras titiriteras de la galaxia que trabajan siempre en las sombras. Evidentemente, Paul tiene sus propias motivaciones y al final del día toma decisiones claras en relación a su destino, pero uno no puede evitar sentir que se trata de un muñeco que está siendo controlado por fuerzas incluso superiores a él.

Consideren, si no, a Lady Jessica, quien como personaje es una excelente representación del concepto de apropiación cultural. Es una mujer que se convierte en una figura religiosa importante prácticamente a la fuerza, y que comienza a utilizar la ropa y las costumbres de la gente que la ha recibido para cumplir con los deseos de las Bene Gesseret. O también consideren a Chani, quien como parte del proceso de adaptación, tiene un rol un poco distinto al que tiene en la novela original. Aquí, es la contraparte de Paul: lo ama y confía en él, pero a la vez, no cree e la profecía, y mientras él se va convirtiendo en una figura mesiánica, ella se va alejando más, dándose cuenta de que su pareja no es más que un instrumento de control: un líder que busca “llevar al paraíso” a los Fremen, pero potencialmente a cambio de su libertad.

Es así, pues, que “Duna: Parte 2” logra esquivar cualquier comparación a las estereotípicas historias tipo “salvador blanco” que hemos visto ya varias veces en el cine, porque precisamente eso es lo que critica. Nos presenta a personajes aparentemente heroicos o valerosos, que al final del día llegan a un planeta ajeno para convertirse en sus salvadores, agarrando sus costumbres y aparentemente cumpliendo con sus historias, mientras son manipulados por fuerzas más poderosas. Obviamente el espectador empatiza con Paul y Chani y Stligar (quien es caracterizado como un fundamentalista religioso, completamente convencido de la naturaleza mesiánica de Paul), pero también logra entender que la transformación del primero no es algo que debe ser celebrado. De hecho, Villeneuve lo presenta, hacia el final de la película, casi como una secuencia de terror, y no como un hecho heroico.

Como se deben imaginar, y al igual que la primera cinta, “Duna: Parte 2” es una maravilla técnica. Pocas veces se ve hoy en día un “blockbuster” que cuente con efectos visuales prácticamente perfectos, pero eso es precisamente lo que tiene esta producción. Los diferentes mundos presentados, desde Arrakis hasta el planeta de los Harkonnen (que luce espectacular gracias a una fotografía en blanco y negro con un “look” similar al de la luz ultravioleta) son completamente convincentes, y las secuencias de acción son de una escala impresionante. Hasta me atrevería a decir que “Duna: Parte 2” luce mejor que su predecesora, la cual ya de por sí carecía de defectos visuales.

De las actuaciones tampoco hay quejas. Timotheé Chalamet nos otorga la actuación más madura de su carrera, desarrollado de forma creíble la transformación gradual de Paul, quien pasa de ser un chico gentil y fuerte a presentarse como un Salvador violento y vengativo. Por su parte, Zendaya es como la voz de la razón en la historia; uno nunca duda que Chani está enamorada de Paul, pero a la vez entiende lo mucho que se opone a buena parte de sus acciones. Es un romance complejo, entonces, casi como un “jala y empuja” entre los dos chicos: ella trata de jalarlo a una realidad más inmediata, mientras que él la empuja para tomar el camino de su destino mesiánico. El hecho de que la película termine de la forma en que termina, nos dice mucho sobre Chani, y sobre lo que pasará (o podría pasar) en la tercera entrega.

Como Lady Jessica, Rebecca Ferguson está espectacular; le otorga suficiente ambigüedad como para dejarlo a uno con varias preguntas sobre “sus planes dentro de planes”. Javier Bardem, por su parte, tiene algunas de las mejores líneas de diálogo de la película (y incluso le extrajo algunas risas al público en mi sala); Austin Butler es suficientemente intimidante como el psicopático Feyd-Rautha, y Christopher Walken hace bastante con el breve rol del Emperador Shaddam IV. Florence Pugh, Léa Seydoux y Anya Taylor-Joy tienen roles pequeños pero importantes, que seguramente se expandirán en la siguiente película, “Duna: Mesías”.

“Duna: Parte 2” sirve como el perfecto ejemplo de lo que Denis Villeneuve es capaz de hacer con un gran presupuesto, un excelente reparto, y una ambiciosa fuente de inspiración. Se trata de un “blockbuster” espectacular, de increíbles efectos visuales, secuencias de acción de gran escala, y personajes de nombres complicados. Pero a la vez, se trata, también, de una historia reflexiva sobre el poder del fanatismo religioso, el peligro que representan los líderes con demasiado poder, y las consecuencias del colonialismo. Es una película potente que debería calar en el público incluso más que su predecesora, y que espero sea lo suficientemente exitosa como para garantizar la realización de “Duna: Mesías”. Villeneuve merece completar la trilogía, especialmente si logra mantener este altísimo nivel de calidad.

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.