Recuerdo cuando me encantaban las “Tortugas Ninja”. Tenía entre seis y ocho años, y jugaba con las figuras de acción, veía la serie animada de los 90, y hasta jugaba los juegos de Super Nintendo en las casas de mis amigos o familiares (no contaba con la consola en ese momento, desgraciadamente). Estoy seguro que durante un periodo de tiempo específico, no dejaba de hablar sobre estos personajes, fastidiando a mis papás para que me compren todo el merchandising que pudiesen encontrar. Había algo en estas tortugas ninja, pues, que me había dejado totalmente hipnotizado —quizás la posibilidad de que comer pizza todos los días no me fuese a engordar, si no más bien ayudar a mejorar mis habilidades de combate. Ahora, ¡ESO es fantasía!
No obstante, y como suele pasar, mi amor por las tortugas se fue desvaneciendo, mientras me iba interesando en otras historias y personajes. Eso sí, seguí disfrutando —o no tanto— de la ocasional serie, juego o película, siendo lo último que vi de ellas las dos cintas de acción en vivo producidas por Michael Bay. Pero en ninguna de aquellas producciones hubo nada que me remonte a mi infancia, cuando me MORÍA por Donatello, Miguel Ángel, Rafael y Leonardo. Seguramente eran los diseños enormes y ligeramente perturbadores de los personajes, o la clara influencia de Bay, Rey de las Explosiones y la Comedia Incómoda (™). En todo caso, no lograban superar a la PRIMERA película de acción en vivo, estrenada en los 90s, donde las tortugas eran interpretadas por actores reales usando trajes sorprendentemente expresivos y verosímiles. Ahora, ¡ESO es cine!
Todo esto me lleva, por supuesto, al filme que nos ocupa el día de hoy. Apenas vi el primer trailer de “Tortugas Ninja: caos mutante”, supe que sería algo especial. Había algo en el estilo de animación, en la interpretación de estos personajes, y en general, en el TONO de la pieza, que me decía que sería algo que valdría la pena ver en la pantalla grande. Claramente influenciada por las películas del “Spider-verso”, “Tortugas Ninja: caos mutante” terminó siendo una experiencia divertida, ágil, graciosa y visualmente espectacular, que sin desarrollar una historia particularmente compleja, debería entretener tanto a los fanáticos antiguos de la saga —como Vuestro Servidor—, como a los neófitos o escépticos. En pocas palabras: “Tortugas Ninja: caos mutante” continua con la buena racha del cine norteamericano de animación, iniciado por “Spider-man: a través del Spiderverso” y “Elementos”.
El filme comienza con un prólogo en el que vemos al doctor Baxter Stockman (voz de Giancarlo Esposito) intentando salvar su laboratorio, mientras unos soldados pertenecientes a una misteriosa corporación van a atacarlo. Es así que, luego de una terrible explosión, el “ooze” con el que el buen doctor estuvo trabajando termina cayendo a las alcantarillas de Nueva York, alcanzando primero a un grupo de cuatro tortuguitas, y luego a una rata citadina común. Pero ellos no son los únicos en ser afectados por dicha baba fluorescente: antes de ellos, Stockman había logrado mutar a una mosca, creando así a una criatura mutante que, años después, se haría llamar Superfly (Ice Cube).
Lo cual me lleva, por supuesto, a los eventos principales de la cinta, que se llevan a cabo quince años después del prólogo. Es ahí que conocemos a las Tortugas Adolescentes Mutantes del título: tenemos al supuesto líder, Leonardo (Nicolas Cantu); al inteligente Donatello (Micah Abbey); al furioso Rafael (Brady Noon), y por supuesto, al divertido Miguel Ángel (Shamn Brown Jr.). Los cuatro viven con su padre putativo, la rata Splinter (Jackie Chan) en las alcantarillas de Nueva York, pero se MUEREN por conocer el mundo real. Y dicha oportunidad se les presenta cuando se hacen amigos de Abril O’Neil (Ayo Edeberi), una curiosa chica que está investigando los crímenes del ya mencionado Superfly. Con ganas de ser aceptados por el mundo, las tortugas deciden ayudar a Abril a desenmascarar a tan misteriosa figura, lo cual termina adentrándolos en toda suerte de aventuras y situaciones de peligro.
Primero lo primero: “Tortugas Ninja: caos mutante” maneja una estética claramente influenciada por las ya mencionadas películas del “Spiderverso”, mezclando modelos y locaciones en 3D con diversos elementos en 2D. Esto le otorga un look muy específico a la producción, el cual por momentos da la impresión de estar viendo una ilustración en movimiento, con trazos bien marcados, y elementos como humo o explosiones que, de hecho, lucen como dibujos hechos con crayolas o plumones. Se trata de un estilo visual muy específico y atractivo, el cual nunca deja de sorprender. “Tortugas Ninja: caos mutante” es una película de aspecto único, que ha utilizado el estilo de filmes previos como base para crear algo propio.
Esto se nota, también, en el diseño de los personajes, y en general, del MUNDO que habitan. En pocas palabras: “Tortugas Ninja: caos mutante” se lleva a cabo en un universo sucio, imperfecto, lleno de criaturas asquerosas, y elementos como baba, “ooze”, y hasta vómito. No se trata, pues, de un contexto clásicamente atractivo, y ciertamente menos limpio que lo que uno encontraría en una producción de Pixar, por ejemplo. Y sin embargo, no carece de encanto —resulta prácticamente imposible NO enamorarse de las tortugas del título, por ejemplo, o reírse con sus interacciones, o sentir vergüenza ajena (muy ligera) por la manera en que Leonardo se enamora de Abril. Lo importante de “Tortugas Ninja: caos mutante” es que es una película con mucho ESTILO, con una identidad propia, que además no tiene miedo de ser ligeramente asquerosa (especialmente a la hora de presentar a sus villanos).
Pero lo que más me gusta de “Tortugas Ninja: caos mutante” es la manera en que desarrolla a sus personajes principales. El hecho de que las cuatro tortugas cuenten con actuaciones de adolescentes reales, por ejemplo, es un gran acierto; ayuda a que sus interacciones se sientan en extremo naturales, y que los diálogos suenen como algo que un chico realmente diría hoy en día. Se ha hecho énfasis, pues, en el componente adolescente de las “Tortugas Ninja ADOLESCENTES Mutantes”, pero sin llegar a ser desesperantes. El humor es constante, las referencias a cultura popular dan risa sin llegar a saturar —en particular, disfruté de la aparición de cierta película durante una escena de cine al aire libre, y de la utilización de ciertas figuras famosas durante una fiesta sorpresa que organiza Splinter— y en general, las cuatro tortugas se sienten como chicos de verdad (solo que con aspecto mutante, por supuesto). Es algo refrescante, y algo que le inyecta mucho encanto a la cuestión.
Porque en lo que se refiere a la narrativa, “Tortugas Ninja: caos mutante” no es una propuesta particularmente original. Ice Cube hace un gran trabajo como Superfly, el antagonista de turno, pero fuera de tener una motivación similar a la de nuestros protagonistas —es como una versión maligna de lo que tanto ellos como Splinter PODRÍAN haber sido—, sus actos y planes no son particularmente originales. En todo caso, me gustó más la película a nivel temático. “Tortugas Ninja: caos mutante” tiene mucho qué decir sobre la aceptación —sobre cómo deberíamos aceptar a aquellos que son distintos sin hacerle caso a nuestros prejuicios, y también sobre cómo las buenas acciones que hagamos día tras día no deberían tener motivaciones egoístas. Son buenas lecciones que espero los espectadores más jóvenes se lleguen a tomar en serio.
Eso sí, siendo una película de las “Tortugas NINJA”, “Caos mutante” cuenta con varias secuencias de acción, todas visualmente increíbles y expertamente coreografiadas. Se aprovechan bien las armas con las que cada tortuga cuenta —me reí mucho cuando Donatello mencionó que él solo tenía un PALO, por alguna razón—, y el estilo de pelea que utilizan, sin llegar a ser algo demasiado violento (se trata de una película animada familiar, después de todo). Y en particular, disfruté de una secuencia de acción con Splinter, la cual parece haber sido dirigida y coreogorafiada como una clásica escena de pelea de Jackie Chan, homenajeando al actor de voz que le da vida al padre de las tortugas. Ver a la ratita peleándose con humanos en planos largos, usando elementos y objetos del escenario para acabar con ellos, simplemente no tiene precio.
Es así, pues, que “Tortugas Ninja: caos mutante” se termina convirtiendo en una de las más gratas sorpresas del año. Lo que tenemos acá es una experiencia graciosa, llena de momentos memorables y líneas de diálogo hilarantes, que cuenta con buenos mensajes para los más pequeños de la casa. Honestamente, no pensaba que la cinta fuese a combinar tan bien la caracterización verdaderamente adolescente de las tortugas, con buena acción, un excelente estilo visual, y hasta referencias divertidas a la cultura popular (a Donatello le encanta el “anime”, y tenemos una secuencia de persecución que utiliza como música de fondo el “cover” de He-Man de “What’s Going On” que se hizo popular en YouTube hace unos años… ¡por qué no!)… pero eso es precisamente lo que hizo. Puede que no llegue a estar al nivel de las películas del “Spiderverso”, o que su trama sea algo básica, pero igual la pasarán muy bien con “Tortugas Ninja: caos mutante”. ¡Que venga la secuela!
NOTA 1: Vi “Tortugas Ninja: caos mutante” en su única función subtitulada en todo Lima (8:30 pm en Cinépolis Larcomar). Una pena que no hayan traído más copias en idioma original, la verdad.
NOTA 2: “Tortugas Ninja: caos mutante” cuenta con UNA sola escena adicional, en medio de los créditos finales, la cual promete cosas interesantes para la segunda entrega. ¡A cruzar los dedos!
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.