Por: Sebastian Savala Khan
Hoy en día, el poder ver un estreno es todo un privilegio. Después de todo, debido a la pandemia por el COVID-19, la mayor parte de películas que originalmente iban a ser estrenadas en cines, han sido postergadas para finales de año, o incluso para el 2021. El caso de películas como “Trolls World Tour” o “¡Scooby!”, sin embargo, fue distinto; en vez de cambiar de fecha de estreno, simplemente fueron estrenadas directamente en digital, en donde encontraron a un público sediento de nuevo contenido, especialmente aquel que pueda entretener a los más pequeños de la casa durante estos días tan particulares.
El caso de “Dos tórtolos”, no obstante, es algo diferente —en vez de sacarla para “VOD”, Paramount Pictures decidió aliarse con Netflix para estrenarla en su popular plataforma de streaming, lo cual seguramente hará que encuentre a un público incluso más amplio. Porque, aunque no creo que a la cinta le hubiese ido mal en los cines, al tratarse de una comedia ligera y frecuentemente hilarante, de mediano presupuesto y con actores conocidos (pero no necesariamente famosos a nivel mundial), se trata del producto perfecto para Netflix. Considerando lo mucho que se ha ampliado esta cuarentena, y lo difícil de sobrellevar que puede ser a veces, estoy seguro que no soy el único que prefiere consumir películas o series cómicas o menos exigentes, en vez de dramas complejos o emocionalmente drenantes. Puede que “Dos tórtolos” no sea una gran comedia, pero ciertamente se siente como el producto ideal para estos tiempos.
El filme comienza con un prólogo en donde vemos como, luego de una noche de pasión, Leilani (Issa Rae) y Jibran (Kumail Nanjiani) terminan enamorándose apasionadamente el uno de la otra. Cuatro años después, sin embargo, la historia es otra —por más que hayan estado viviendo juntos, la pasión se ha convertido en rutina, y han encontrando tantas diferencias entre los dos, que la relación no parece dar para más. Esto lo descubren en el carro mientras se dirigen a una cena en la casa de una amiga, pero antes de que puedan procesar sus sentimientos, atropellan de casualidad a un misterioso ciclista.
Preocupados, nuestros protagonistas quieren asegurarse de que esté bien, pero antes de que puedan hacer nada, un supuesto policía (Paul Sparks) se lleva su carro, y los obliga a ser testigos de un asesinato. Leilani y Jibran logran escapar, felizmente, pero conscientes de que son los sospechosos de un crimen que no han cometido, deciden esconderse y, sorprendentemente y luego de algo de deliberación, tratar de describir la identidad del asesino del ciclista, para demostrarle su inocencia a la policía. En el camino, por supuesto, se verán involucrados en toda suerte de situaciones hilarantes, las cuales también los obligarán a crecer como pareja, y descubrir que, de repente, todavía podrían seguir juntos, a pesar de sus diferencias.
Lo que comienza como una historia romántica, entonces, se va tornando, poco a poco, en una comedia de situaciones cada vez más exageradas, en donde la violencia y el sexo se hacen cada vez más frecuentes. Después de todo, “Dos tórtolos” es una película que involucra a adolescentes que trabajan para un misterioso culto, policías corruptos, hackers de celulares, y rituales de sexo en público. Resulta divertido ver a nuestros protagonistas, una pareja común y corriente, en este contexto tan descabellado, reaccionando de manera nerviosa, adaptándose a las situaciones, y de cuando en cuando, peleando por ver quién tiene la razón. Es una suerte de historia de “peces fuera del agua”, en donde Leilani y Jibran llegan a burlarse, incluso, de lo ridículas que pueden ser algunas de las amenazas que reciben, por parte de gente que, dentro de contextos más realistas o en historias más complejas, serían mucho más intimidantes.
Porque ni siquiera una escena de tortura —la cual involucra a un caballo y una sartén llena de grasa hirviendo, la cual, felizmente, nunca llega a ser usada— llega a convertir a “Dos tórtolos” en una experiencia tensa. Puede que Leilani y Jibran estén siendo perseguidos tanto por un culto misterioso y por la policía, pero uno nunca siente que estén en verdadero peligro. “Dos tórtolos” no se toma muy en serio a sí misma, y más bien favorece los chistes improvisados y las divertidas interacciones entre los protagonistas, por sobre la tensión y la complejidad narrativa. Sí, un par de giros llegan a sorprender, al menos momentáneamente, pero acá lo importante está en el crecimiento de Leilani y Jibran como pareja —la trama en sí, no es más que una excusa para verlos lidiar con sus problemas de maneras cada vez más graciosas.
El hecho de que haya harta química entre Kumail Nanjiani e Issa Rae ciertamente ayuda —de lo contrario, la película no funcionaría en lo absoluto. Ellos son tanto el corazón como la fuente de humor de la cinta; Jibran es un hombre algo ansioso y poco arriesgado, mientras que Leilani es una mujer más valiente, alguien que está buscando algo de emoción en su vida, y especialmente en una relación que parece haberse estancado hace tiempo. Se trata de un contraste que ya se ha visto varias veces en otros filmes, pero que acá sirve para justificar el desarrollo de la trama, y más importante, para permitir que sus protagonistas improvisen de cuando en cuando, y para introducir hilarantes gags que, felizmente, nunca llegan a abrumar.
“Dos tórtolos” es una película previsible, sí. Y hasta puede argumentarse que termina de manera algo anticlimática, por más que sí llegue a justificar algunas de las semillas que fueron plantadas durante el primer acto. Pero si el filme funciona, es gracias a sus protagonistas, quienes le inyectan energía, química y carisma a una historia que, a pesar de tener mucho qué decir sobre la manera en que las relaciones a largo plazo van evolucionado o cambiando a lo largo del tiempo, no se siente muy novedosa o profunda que digamos. “Dos tórtolos” es una película para pasar el rato —se digiere fácilmente y resulta entretenida en el momento, pero dudo mucho que vaya a ser recordada dentro de unos años. Si esperaban algo similar a la excelente “The Big Sick” (la colaboración anterior entre el director Michael Showater y Nanjiani), acabarán decepcionados. Pero si la deciden ver sin mayores expectativas, la pasarán bien.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de MasGamers, Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, y el portal web Cinencuentro. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima, y trabajó durante dos años como encargado de la Red de Teatros en FoLk. Desde enero del 2012 publica videocríticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas. Cofundador y editor en FotografíaCalato.com, y coautor del libro sobre videojuegos Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.
Web: www.sebastianzavala.com
Twitter: @sebastianzavala
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