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CRÍTICA: Transformers Uno – hace tiempo que debieron darnos esto

CRÍTICA: Transformers Uno – hace tiempo que debieron darnos esto

Sebastian Zavala Kahn
Sebastian Zavala Kahn

Crítico de cine

“Transformers Uno” es lo que debimos obtener desde un principio. En vez de obligarnos a seguir a personajes humanos desesperantes (como el de Shia LaBeouf… ugh…) o tratar de innovar con cambios extraños al Lore (uno de los cuáles involucraba a Machu Picchu, porque… por qué no), lo que hace “Transformers Uno” es engañadoramente sencillo: desarrollar una narrativa llena de corazón, centrada en los inicios de personajes como Optimus Prime en el planeta Unicron. Todo, por supuesto, presentado con animación de excelente calidad, en donde cada robot se distingue del otro, y donde el mundo de los Transformers luce, por primera vez desde el prólogo de “Bumblebee”, verosímil y visualmente atractivo.

Y por supuesto, a la película no le está yendo bien en la taquilla. UGH.

Ahora, eso no es culpa de los guionistas Eric Pearson, Andrew Barrer y Gabriel Ferrari, o del director Josh Cooley. Paramount no ha tratado muy bien a “Transformers Uno”, dándole una campaña de marketing francamente paupérrima. Poca gente sabe de la existencia del filme, lo cual es una pena, porque a diferencia de las entregas “live-action” de Michael Bay, “Transformers Uno” SÍ merece ser vista por un público amplio, sean fanáticos de los robots que se transforman o no. En vez de confundirnos con melcochas visuales, efectos visuales demasiado complicados o chistes subidos de tono, la película narra una historia temáticamente interesante, en donde, ¡oh sorpresa!, uno logra empatizar con los Transformers del título.

Toda una novedad, la verdad.

Al comenzar “Transformers Uno”, conocemos a Orion Pax (voz de Chris Hemsworth) y su mejor amigo, D-16 (Bryan Tyree-Henry), dos robots mineros en la ciudad capital subterránea Unicron que no pueden transformarse, y que pasan los días trabajando para el gobierno de Centinela Prime (Jon Hamm), el héroe de los Transformers, que supuestamente viaja a la superficie para encontrar la Matriz del Liderazgo, la cual podría ayudarlos a ganar la guerra contra unos parásitos invasores. No obstante, Orion sueña con más —con ser más y hacer más. Es así que, luego de varios eventos que no detallaré acá, termina en la superficie, no solo junto a D-16, si no también a su ex-jefa Elita-1 (Scarlett Johansson) y el inocentón B-127 (Keegan-Michael Key).

Obviamente, resulta que Orion tiene razón, y sí merece ser y hacer más —tanto así que, junto a sus amigos, descubre una conspiración que involucra no solo al gobierno, si no también a todo el mineral que sus compañeros van sacando de las cavernas. Un mineral que les permite vivir y sobrevivir, pro que antes de la guerra fluía libremente por el planeta. Será tarea de nuestros protagonistas, entonces, velar la ya mencionada conspiración, y con algo de suerte, devolver al planeta a su estado natural. Para ello, no solo tendrán que enfrentarse a los enemigos del gobierno, si no también a la ex fuerzas especiales de los Transformers, liderada por el alocado Starscream (Steve Buscemi).

Narrativamente hablando, “Transformers Uno” hace nada particularmente novedoso. De hecho, sigue bastante al pie de la letra la estructura del Viaje del Héroe de Joseph Campbell. Orion es el héroe que sueña con más, y que tiene que salir de su zona de confort para convertirse en alguien especial, y para lanzarse a dicha travesía, cuenta con varios compañeros que lo ayudan, así como una suerte de mentor en Zeta Prime (James Remar). Lo interesante, en todo caso, que cierto personaje pasa por un arco de personaje inverso, cayendo al Lado Oscuro al más puro estilo de Anakin Skywalker. Su transformación es algo forzada y repentina, pero a nivel estructural, sirve para darle una contraparte —un opuesto— a la historia de Orion.

No, lo más interesante de “Transformers Uno” está en el desarrollo del mundo de los Transformers, y los temas que la película toca. Al otorgarnos protagonistas pertenecientes a la clase obrera (son literalmente mineros) lo que al final del día postula la película es que los trabajadores deberían tomar el control y “salirse de los protocolos” si es que consideran que la gente que los gobierna ha sido corrompida. Puede sonar gracioso viniendo de una película basada en una línea de juguetes hecha únicamente para darle millones de millones a varias corporaciones, pero eso es literalmente lo que nos cuenta “Transformers Uno”. Si quisiéramos ponernos conspirativos, quizás es LA razón por la que Paramount básicamente ha ignorado la película, pero no tengo mayores evidencias (pero tampoco muchas dudas).

En todo caso, se trata de contenido temático que ya hemos visto en otros “blockbusters” (comenzando por la trilogía original de “Star Wars”), pero que acá es transmitido con encanto, a través de personajes con los que resulta fácil empatizar. Orion es un líder nato, que siempre sueña con hacer el bien y trabajar para el resto; D-16 es un amigo leal (al menos al inicio); B-127 (o mejor dicho BEE… seguro ya saben quién se supone que es) es la inocencia hecha robot, y el antagonista de la historia (prefiero no nombrarlo, pero si tienen experiencia con el mundo del cine, no resultará difícil adivinar quién es) es la representación de la avaricia y del capitalismo (y colonialismo) llevado al extremo. Básicamente, “Transformers Uno” hace todo lo que ninguna de las otras películas de la franquicia (a excepción de la ya mencionada “Bumblebee”) hizo, lo cual deja en claro que nunca fue necesario tener personajes de carne y hueso.

A nivel visual, no tengo queja alguna. “Transformers Uno” luce increíble, construyendo el mundo de Unicron de forma espectacular, mostrándonos varios de los niveles que componen al planeta —desde la superficie, colorida y con mezclas de los orgánico con lo robótico, hasta los edificios flotantes de la ciudad, y por qué no, los niveles subterráneos donde los trabajadores más maltratados residen. El filme, además, cuenta con varias secuencias de acción interesantes —nunca particularmente tensas, la verdad, pero sí visualmente espectaculares, desde una carrera encima de una pista que se va construyendo sola, hasta diversos enfrentamientos entre robots. Nuevamente, al menos es mejor que lo que Bay nos entregaba en sus películas “live-action” mareantes y confusas.

“Transformers Uno” me sorprendió gratamente. Se trata de una película animada que no se podría diferenciar más de la mayoría de adaptaciones de acción en vivo de la franquicia, enfocada en arcos de personaje muy específicos para sus protagonistas, y en desarrollar temas a los que dichas producciones no se acercarían ni con un palo de béisbol. El apartado visual es espectacular, las actuaciones de voz son todas creíbles, y aunque la historia en sí no es particularmente original (o imprevisible) y las secuencias de acción no están llenas de suspenso, son suficientes para hacer que los miembros del público más jóvenes no se aburran. “Transformers Uno” merece ser vista por más gente, incluso aquellos que hayan ODIADO las películas anteriores de la franquicia; denle una oportunidad, y no se arrepentirán.

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.

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