Impresionante que hayamos llegado a la TERCERA entrega de la franquicia cinematográfica de “Sonic”, considerando lo mal que comenzó la primera película. No porque haya terminado siendo una decepción, si no más bien porque estuvo CERQUÍSIMA de serlo —pero bueno, seguramente ya han leído hasta el cansancio sobre el diseño original del personaje, la campaña por parte de los fans para cambiarlo, y sobre cómo el estudio, para sorpresa de muchos, les hizo caso. Hay otra dimensión en la que Sonic no fue cambiado y siguió siendo feo, pero felizmente no es ESTA. De lo contrario, estoy seguro que no habríamos llegado hasta “Sonic 3, la película”.
Otra cosa impresionante: no es todo los días que obtenemos una trilogía en la que cada película es mejor que la anterior. La primera entrega no es mala, pero ciertamente se siente como una clásica adaptación ligera de un videojuego, que curiosamente parece tener algo de miedo de PARECER un videojuego. La segunda entrega, por otro lado, es bastante mejor porque parece ACEPTAR el hecho de que se originó como un videojuego. Y bueno, ahora tenemos “Sonic 3, la película”, que es la entrega más “videojueguezca” de las tres —y por ende, la mejor, no solo porque apelará a los fans del Erizo Azul, si no también porque no tiene miedo de ser exagerada, ridícula y colorida. Es una película muy divertida que, sin llegar a ser espectacular, sirve para cerrar este 2024 cinéfilo de forma satisfactoria.
“Sonic 3, la película” no demora mucho en arrancar. De hecho, comienza con un prólogo (que incluye, por una alguna razón, un “cameo” por parte de Jorma Taccone, de “The Lonely Island”) en el que vemos al Erizo Shadow (voz de Keanu Reeves) escapar de Isla Prisión luego de que el sistema con el que era controlado es “hackeado”. Luego de eso, vemos a la organización GUN ir en busca de Sonic (Ben Schwartz), Knuckles (Idris Elba) y Miles “Tiles” Prower (Colleen O’Shaughnessey), quienes estaban relajándose con los Wachowski, Tom (James Marsden) y Maddie (Tika Sumpter), para que vayan a detener a un desatado Shadow en Tokio.
Y eso es lo que hacen, pero desgraciadamente, son derrotados por el Erizo Negro, quien hace uso de su poder Chaos para moverse incluso más rápido que Sonic. Es por eso que nuestros héroes deciden buscar la ayuda del Doctor “Eggman” Robotnik (Jim Carrey) para detener a su nuevo enemigo —por más de que su antiguo rival está ahora un poco venido a menos. Pero el buen doctor eventualmente encuentra una motivación adicional en su involucramiento en esta aventura: resulta que su abuelo Gerald (Carrey) sigue vivo, y no solo eso, si no que también fue el responsable del proyecto Shadow, razón por la que ahora quiere aliarse con el siniestro Erizo para vengarse de GUN, los responsables de haberlo dejado tanto a él como a Shadow congelados por cincuenta años. Como se deben imaginar, Sonic, Tails y Knuckles tendrán que detenerlos antes de que sea muy tarde.
Obviamente “Sonic 3” está dirigido a un público amplio, pero no se puede negar que los fanáticos de los videojuegos serán quienes la pasen mejor con la película. De hecho, uno de los juegos que más recuerdo de mi pubertad es “Sonic Adventure 2: Battle”, para la GameCube, que es (no tan casualmente) el juego que introduce a Shadow al mundo del Erizo Azul. Por ende, esta película termina adaptando muchos de los elementos de aquel juego, especialmente la historia de trasfondo de Shadow (que involucra a una niña llamada María, aquí interpretada por Alyla Browne, de “Furiosa”), el rol de Gerald en el conflicto central de la historia, la aparición de una mega-arma espacial, y más. Incluso hay elementos del controvertido juego “Shadow the Hedgehog” (en el que el director de este filme, Jeff Fowler, trabajó), como la pistola o la motocicleta de Shadow.
No se puede negar, entonces, que “Sonic 3” ha sido desarrollada como una adaptación suficientemente fiel de su fuente de inspiración, que incluye diversos elementos narrativos y de caracterización que la mayoría de fanáticos deberían reconocer. Pero fuera de eso, también funciona como un divertido “blockbuster” familiar, que combina todos los elementos que fueron desarrollados en las dos películas previas. No obstante, al estar acercándose cada vez más a los juegos, “Sonic 3” se termina enfocando mucho más en los personajes originales de la franquicia, dejando un poco de lado a aquellos que fueron creados exclusivamente para las películas. Por ende, Tom y Maddie tienen roles más limitados acá, y personajes como el policía Wade (el siempre gracioso Adam Pally) son relegados a meros “cameos”.
Y nada en contra de esos actores, pero nadie se va a quejar de sus roles limitados. Como se mencionó líneas arriba, lo atractivo de esta trilogía es, precisamente, que se está acercando más a la estética y estilo de los juegos con cada entrega. Un buen ejemplo de eso es el personaje de Eggman, interpretado una vez más de forma alocada y entretenida por Carrey: comenzó en la primera película como una interpretación algo distinta del personaje, para en la segunda obtener su cabeza calva y bigotes, y en esta tercera cinta, engordar y obtener el traje rojo icónico de “Sonic Adventure 2”. Con cada película, Carrey se va transformando más en el Eggman de los juegos, y aunque considerando el desenlace de esta historia, es probable que no lo volvamos a ver… en realidad, lo dudo mucho. “Sonic 4” ya está en desarrollo (y hasta tiene fecha de estreno), y el mismo Carrey ya ha declarado en entrevistas que necesita la plata. ¡Así que regrese para la siguiente película!
El apartado visual también ha mejorado bastante para este filme. La primera entrega se veía algo barata por momentos, combinando elementos de acción en vivo con imágenes digitales con algo de éxito, pero también sintiéndose, por momentos, como una mezcla algo surreal entre lo caricaturesco y lo supuestamente verosímil. Pero para “Sonic 3”, el director Jeff Fowler parece ya haber encontrado el balance correcto entre lo real y lo digital, haciendo que sus criaturas de videojuego se mezclen bien con sus actores de carne y hueso, y hasta entregándonos algunos planos verdaderamente hermosos, que en muchos casos hacen que los diseños originales de los videojuegos de verdad se luzcan. Y aunque no han logrado incluir TODO lo referente a los juegos, hay ciertos detalles que me hicieron sonreír como un niño —consideren, si no, como los Chao son incluidos en cierta escena de la película.
“Sonic 3, la película” no va a convencer a nadie que haya odiado las dos cintas anteriores. Sigue manteniendo el mismo tono y teniendo el mismo sentido del humor de aquellas aventuras —a veces hilarante (como cuando Carrey rompe la cuarta pared, burlándose de que él mismo está interpretando a dos personajes a la vez), y a veces algo “cringe”. Y sí, a pesar de que los efectos visuales han mejorado, el filme igual incluye varios planos con efectos “Chroma” de calidad cuestionable (se nota que ninguno de los actores de carne y hueso pisaron Londres durante el rodaje). Pero fuera de eso, la pasé bastante bien con “Sonic 3, la pelìcula”. Los fanáticos de los juegos quedarán satisfechos, y las familias que poco o nada sepan sobre Sega y la historia del Erizo Azul, se divertirán con un “blockbuster” inocente, ligero, y que mucho tiene que decir sobre la importancia de la familia y el trabajo en equipo. Nuevamente: es una buena película para cerrar el año, especialmente si todo lo que quieren hacer es relajarse.
NOTA: “Sonic 3” cuenta con DOS escenas post-créditos. La primera es importante para denotar lo que vendrá en la siguiente entrega, y la segunda confirma mis sospechas respecto al destino de uno de los personajes nuevos.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.