Considerando lo baja que había dejado la valla la primera película de “La Monja”, el que la secuela sea mejor no debería resultar sorprendente. Pero más que una experiencia superior a la primera, lo que “La Monja II” termina siendo es un filme de terror y suspenso cumplidor en términos generales. Evidentemente, se ve beneficiada por la presencia del espíritu del título —un demonio que decide tomar la forma de una monja, pero que también posee a otras personas—, pero el que hecho de que el director Michael Chavez (“El Conjuro: el diablo me obligó a hacerlo”) decida presentarnos esta historia de manera lúgubre, elegante y tensa, ciertamente ayuda. “La Monja II” no es una GRAN cinta de terror, necesariamente, pero igual resulta muy entretenido verla en la pantalla grande.
Taissa Farmiga está de regreso como la Madre Irene, quien supuestamente se había encargado de mandar al demonio de la Monja al infierno en la cinta anterior. No obstante, ahora es llamada por la Iglesia para investigar una serie de asesinatos y suicidios muy parecidos a los de la última vez. Y esta vez no está sola; la acompaña la Madre Debra (Storm Reid), una joven novicia que todavía tiene algunas dudas sobre su estilo de vida. Juntas, se van moviendo por Europa, terminando en un pueblo francés donde el ya mencionado demonio parece residir.
De hecho, este último parece estar poseyendo a Maurice (Jonas Bloquet), quien ahora trabaja en un internado en dicho pueblo francés. Es ahí donde se ha hecho amigo de la joven Sophie (Katelyn Rose Downey), y de su madre, la profesora Kate (Anna Popplewell, de “Las Crónicas de Narnia”), estando perdidamente enamorado de la segunda. Pero su presencia, desgraciadamente, hará que se lleven a cabo toda suerte de sucesos perturbadores en el internado, desde apariciones tenebrosas, hasta sangrientos accidentes. Eventualmente, Maurice e Irene se reunirán para acabar de una vez por todas con el demonio, y para asegurarse de que tanto Sophie como Kate sobrevivan.
A nivel narrativo, “La Monja II” no es nada del otro mundo. La película nos presenta una historia bastante estándar, en donde los antagonistas son espíritus y demonios antiguos que tienen que ser vencidos. De hecho, el filme no parece tener vergüenza de admitir lo parecido que es a su predecesor —y más bien utiliza dichas similitudes a su favor, como para preparar a los espectadores para lo que se irá desarrollando en el internado. “La Monja II” se siente como una versión más grande de lo que vino antes, en donde el espectador SABE lo que el demonio es capaz de hacer, pero es ocasionalmente sorprendido por sucesos particularmente perturbadores, en donde muchas de las figuras religiosas —Irene, Debra, la Madre Superiora interpretada por Suzanne Bertish— no parecen tener mucho poder en comparación a su antagonista. El Demonio es un oponente formidable, y por ende, nuestras protagonistas se ven obligadas a encontrar nuevos recursos para derrotarlo.
En todo caso, todo aquello no es más que una excusa para presentarnos situaciones de suspenso y horror. “La Monja II” no es la película más terrorífica que jamás haya visto, pero al menos hace un mejor trabajo que su predecesora al desarrollar tensión. Ayuda, por ejemplo, que la cinta no tenga miedo de poner a niños y niñas en peligro. O de dar a entender que cualquiera de los protagonistas del filme previo podría morir. Y destacan ciertos momentos, como el prólogo —en el que vemos a un cura incendiándose mientras flota en el aire—, el primer encuentro de Irene con el demonio, o las escenas en las que Maurice está poseído. Todo es coherente con el subgénero de terror religioso o sobrenatural, y debería apelar a cualquier fanático o fanática de dichas historias.
Por otro lado, Chaves y su equipo hacen un trabajo decente a la hora de desarrollar a sus protagonistas. No me tomen a mal —ninguno se llega a convertir en un ser humano tridimensional, pero al menos cuentan con suficientes características bien definidas, como para que uno se preocupe por ellos. Irene, por ejemplo, es una monja bien enfocada en sus objetivos —dispuesta a sacrificarlo todo para ayudar a los demás, y especialmente a su viejo amigo Maurice. Debra, por otro lado, parece estar en una suerte de crisis de fe —una situación que no es desarrollada particularmente bien, pero que al menos le permite contrastar con Irene. Storm Reid, además, le otorga suficiente carisma y personalidad.
Por su parte, Jonas Bloquet interpreta a Maurice como un chico carismático y de buenas intenciones; con ganas de ayudar a los indefensos (como Sophie, que es constantemente atacada por un trío de jóvenes “bullies”) y de vivir una vida tranquila. Y Anna Popplewell —a quien no veía en una película hace años, pero con quien me crucé brevemente en las calles de Londres en el 2019— tiene el rol ligeramente ingrato de “la profe bonachona y agraciada”. Hace lo que puede con el papel, y logra destacar un poco más durante el tercer acto apropiadamente bombástico y exagerado.
Porque al final del día, “La Monja II” se lleva a cabo de forma muy similar a otras producciones de posesiones y situaciones sobrenaturales. Cuenta con todas las imágenes que uno esperaría de una película de este tipo —gente flotando, personajes con voces demoníacas y ojos rojos, apariciones repentinas y perturbadoras de la Monja título, y más. Es bastante previsible, pero dentro de todo, está bien hecho. Disfruté, por ejemplo, de la dirección de fotografía de Tristan Nyby —contrastada, con textura, y de movimientos de cámara suaves y elegantes—, y de las actuaciones centrales —sinceras y verosímiles. Si se quieren asustar, “La Monja II” es una opción decente; es mejor que la primera película, pero no llega a estar a la altura de las primeras dos entregas de “El Conjuro”. Los fanáticos de la franquicia —y del género— la pasarán bien.
NOTA: “La Monja II” cuenta con una escena adicional en medio de los créditos finales. Es breve, pero debería emocionar a ciertos miembros del público.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.