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CRÍTICA: Call of the Void – horror indie en el bosque

CRÍTICA: Call of the Void – horror indie en el bosque

Sebastian Zavala Kahn

Crítico de cine

Dirigida y escrita por James B. Cox, “Call of the Void” es una película que está siendo vendida como una suerte de propuesta de terror cósmico, pero que en realidad se siente más como una historia sobrenatural de posesión corporal. Esto último, por supuesto, no tiene nada de malo —el problema es que, debido tanto al título como al material promocional, ciertos espectadores podrían llegar a ver el filme con expectativas incorrectas, pensando que se encontrarán con algo como salido del trabajo de H.P. Lovecraft. “Call of the Void”, lamentablemente, no hace nada de eso, pero lo que hace, al menos, funciona hasta cierto punto.

Al comenzar la cinta, vemos a Moray (Caitlin Carver, de “Yo, Tonya”), conversando por teléfono con sus padres en una cabaña en medio del bosque. Todavía está superando la muerte de su hermano, por lo que ha decidido renunciar a su trabajo e irse fuera de la ciudad, como para escapar de sus preocupaciones y traumas. No obstante, la paz no le dura mucho —de pronto, llega un grupo de amigos universitarios a la cabaña de al lado, y como también conforman un grupo musical, se ponen a ensayar sus canciones. Es así que Moray comienza a congeniar con Lucy (Mina Sundwall, de “Perdidos en el espacio”), quien la invita a pasear por el bosque con sus amigos al día siguiente.

Es ahí, sin embargo, donde las cosas se tornan raras. Dos de los compañeros de Moray, Sterling (Richard Ellis) y Cole (Christian Antidormi) actúan de manera sospechosa, hasta antipática. Y el tímido Darryl (Ethan Herisse) es abandonado en el bosque, donde intenta probar de una botella de agua que los demás le dieron, dándose cuenta de que tiene un sabor raro. Hasta la mismísima Moray es abandonada en el bosque, también, y cuando regresa a las cabañas, ve que alguien ha entrado a sus habitación y movido sus cosas. Resulta, pues, que sus vecinitos no son lo que parecen, y aunque inicialmente Darryl parece ser el único normal de entre ellos, Moray eventualmente se encuentra sola, dispuesta a averiguar qué es lo que está pasando con ellos, y con el misterioso profesor universitario (Ted Barton) con el que se encontró afuera de su cabaña la primera noche.

Si “Call of the Void” tiene un defecto principal, es que no es suficientemente rara. Sí, lo que tenemos acá es un filme que lidia con misterios (supuestamente) cósmicos, siluetas de criaturas enormes, y hacia el final, hongos que hacen ruidos extraños, pero lo crean o no, la manera en que todos estos elementos son utilizados para avanzar con la historia se siente curiosamente mundana. Quizás es un tema presupuestal, o quizás es que Cox quería más bien presentar una propuesta sutil, pero considerando lo que termina sucediendo con Moray y los demás, no pude evitar sentir que “Call of the Void” debió ir más allá. La experiencia en general es interesante, pero a la vez, se queda un poco a medio camino, como si Cox tuviese miedo de desarrollar algo demasiado excéntrico.

No obstante, si uno percibe a “Call of the Void” bajo sus propios términos, se puede terminar sintiendo como una propuesta de suspenso palpable y conceptos intrigantes. El misterio central, relacionado a un ruido que Moray y lo demás escuchan, y al rol del profesor de los chicos en toda la situación, es suficientemente interesante, y sirve para otorgarle un centro narrativo potente a “Call of the Void”. Y aunque Moray termina siendo una protagonista bastante pasiva, más reactiva que verdaderamente activa, igual resulta entretenido verla descubrir todo lo que sucede con sus nuevos compañeros de cabaña, especialmente una vez que encuentra evidencia sobre lo que está pasando con ciertos hongos que parecen crecer en los bosques de alrededor.

Ahora bien, “Call of the Void” es el tipo de película que se concentra más en los elementos arquetípicos de género que en el desarrollo de personajes tridimensionales, por lo que no encontrarán mucha humanidad en ella. Lo más cercano a algo emotivo que tenemos acá es la historia de trasfondo de Moray con su hermano fallecido, pero incluso eso es abandonado hacia la segunda mitad del filme. Y de los personajes secundarios no nos enteramos mucho, ya que cumplen más el rol de antagonistas misteriosos —y eventualmente inhumanos— que otra cosa. En todo caso, quien resalta más de entre ellos es Lucy, interpretada por una encantadora y por momentos hipnótica Mina Sundwall, quien logra hacer bastante con poco.

Caitlin Carver está muy bien, también, reaccionando con suficiente pavor a todo lo que le sucede en la cabaña y sus alrededores. Y en general, Cox logra desarrollar una buena sensación de tensión, incluyendo varias secuencias de suspenso que deberían mantener bastante nerviosos al espectador. Destaca el momento en el que Moray se encierra en un clóset, tratando de esconderse de sus acosadores, para luego escuchar desde ahí cómo le hacen algo a otro personaje.

De hecho, el sonido es algo que destaca bastante en “Call of the Void”. La cinta usa muchos sonidos diegéticos y extradiegéticos para desarrollar una atmósfera que enfatiza bastante la naturaleza y los animales, pero también los ruidos extraños que comienzan a hacer que ciertos personajes actúen de forma extraña. Y a nivel visual, “Call of the Void” cuenta con varias composiciones interesantes, demostrando que no es necesario invertir miles de millones de dólares para producir un filme que luzca bien. De hecho, da gusto ver una película contemporánea que sabe iluminar escenas nocturnas, demostrando que una escena de noche en exteriores no tiene por qué verse como una mancha negra e ininteligible. 

“Call of the Void” es una propuesta fallida pero interesante; una película que intenta sentirse como una suerte de historia de horror cósmico (de hecho, hasta comienza con imágenes impresionantes de un agujero negro en el espacio), pero que en realidad funciona mejor como un ejercicio de suspenso sobrenatural con personajes atrapados en una cabaña en el bosque. Las actuaciones son todas buenas (Caitlin Carver y Mina Sundwall siendo las que resaltan más), la dirección de fotografía de Rapha Bola es superlativa, y ciertas secuencias resultan ser bastante tensas. Sí, la historia demora demasiado en arrancar, y no es una experiencia particularmente terrorífica, pero para un público muy específico, “Call of the Void” debería resultar al menos interesante. Puede que no sea una gran película, pero al menos cuenta con una visión específica y distinta, lo cual ya de por sí debería ser alabado.

Nota: Vi este film gracias a un screener cortesía de K.O. PR.

Crítica de Sebastián Zavala Kahn

Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine SebaZavaReviews desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.

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