Por: Sebastian Savala Khan
La situación de “Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga” me recuerda un poco al caso del juego de “Mario and Sonic at the Olympic Games Tokyo 2020” (ténganme paciencia) para a Nintendo Switch. Ambos productos fueron realizados, aunque sea parcialmente, para coincidir con los eventos de la vida real que estaban representando; en el caso del juego, los Juegos Olímpicos en Tokio de este año, y en el caso de la película, la competencia de Eurovisión del 2020. Pero debido a la pandemia del Covid-19, ambos eventos fueron cancelados, y tanto el juego como la película han salido en una suerte de vacío, sin poder desarrollar una conexión con un suceso de la vida real. Lo cual, espero, no vaya a afectar sus prospectos comerciales.
Porque a pesar de no haber estado recibiendo las mejores críticas del mundo en los Estados Unidos, debo admitir que la pasé bastante bien con “Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga” (del juego no puedo decir nada; no lo he probado… todavía). Se trata de una comedia disparatada y exagerada, como a las que nos tiene acostumbrado el siempre divisorio Will Ferrell. Sí, podría argumentarse que es demasiado larga; y sí, no todos los gags funcionan —como suele pasar en este tipo de comedias norteamericanas—, pero el filme cuenta con suficientes momentos hilarantes, y sorprendentemente, con suficiente contenido emotivo, como para funcionar mejor de lo que uno hubiese asumido.
Nuestros protagonistas son Lars Erickssong (Will Ferrell) y Sigrid Ericksdottir (Rachel McAdams), dos músicos islandeses que sueñan con participar en la competencia de Eurovisión. Desgraciadamente, no son particularmente populares en su pequeño pueblo pescador, por más que sean talentosos. Es más, ni siquiera el padre de Lars, Erick (Pierce Brosnan) cree ellos, y preferiría que renuncien a sus sueños. Sin embargo, las cosas cambian cuando su banda, “Fire Saga”, finalmente es aceptada en la competencia, por lo que Lars y Sigrid terminan viajando a Escocia para representar a su país. Es ahí donde conocen al resto de competidores, incluyendo al excéntrico cantante ruso Alexander Lemtov (Dan Stevens), y donde también se dan cuenta que llegar a la final, no será tan fácil como ellos esperaban.
El director David Dobkin deja en claro desde un inicio que la película no debería tomarse muy en serio —razón por la cual el hecho de que los dos protagonistas islandeses sean interpretados por actores norteamericanos no debería fastidiar… demasiado. “Festival de la Canción de Eurovisión” comienza con una suerte de videoclip para una de las canciones más hilarantes de la banda de nuestros protagonistas, el cual rápidamente se convierte en una secuencia de sueño o alucinación; Lars y Sigrid quisieran ser famosos y poder cantar en los lugares más épicos de su país, pero ese no es el caso. Lars vive todavía con su papá —a pesar de ser un adulto de mediana edad—, y Sigrid lo sigue a todas partes, lo cual deja confundidos a más de un miembro de su pueblo.
Se trata de una clásica historia de underdogs, en donde uno tiene que apoyar a los candidatos con menos oportunidades de ganar, precisamente porque verlos triunfar resultaría particularmente satisfactorio. En ese sentido, tanto McAdams como Ferrell hacen un buen trabajo a la hora de desarrollar a sus personajes (por más que sus acentos islandeses sean hilarantemente inconsistentes). La Sigrid de McAdams es adorablemente optimista e innegablemente talentosa; demasiado talentosa, quizás, para estar siguiendo a Lars a todas partes. Y este último es casi como un cachorrito triste; extremadamente entusiasta y apasionado, pero con una terrible tendencia a arruinar todo en lo que se involucra. Sorprendentemente, la química entre ambos actores es palpable, lo cual convierte a la relación entre Lars y Sigrid en el centro emocional de la cinta.
No obstante, “Festival de la Canción de Eurovisión” es principalmente una comedia, y en ese sentido, es… medianamente exitosa. Algunos de los gags son bastante graciosos —más que nada las parodias de canciones y grupos de electropop europeo—, mientras que otros no funcionan del todo. Sorprendentemente, hay varias escenas que ni siquiera tratan de ser graciosas, y más bien se dedican a desarrollar la relación entre Sigrid y Lars, o la enemistad ente Lars y su padre —esto funciona hasta cierto punto, pero también hace que el filme se sienta ligeramente tedioso por momentos. Una sátira musical caricaturesca no tenía por qué tener tantos enredos narrativos —especialmente hacia el final— ni por qué durar casi dos horas. “Festival de la Canción de Eurovisión” se hubiese visto beneficiada por una duración menor, y un ritmo un poco más enérgico.
No obstante, hay secciones que resaltan por lo divertidas que terminan siendo. Consideren, si no, la aparición de “Fire Saga” en la semifinal de Eurovisión —con Ferrell en una rueda de hámster gigante y todo—, o un número musical como parte de una fiesta en la casa de Alexander Lemtov (Dan Stevens es realmente gracioso como un cantante ruso egocéntrico y exagerado). Esta última secuencia es particularmente enérgica, y más importante, aprovecha al máximo los talentos vocales de algunos de los actores secundarios, así como de los cantantes que doblan las voces de McAdams y Stevens (quienes, evidentemente, no cantan de verdad en la película).
“Festival de la Canción de Eurovisión” es una comedia cumplidora y por momentos encantadora. La química entre Ferrell y McAdams es sorprendentemente efectiva, Dan Stevens resalta como un personaje excéntrico y llamativo, y siempre da gusto ver a Pierce Brosnan, especialmente en un rol que le permite tomarse ligeramente menos en serio a sí mismo. Además, el desenlace de la historia —y sin ganas de incluir spoilers— es sorprendentemente emotivo, lo cual dice mucho sobre el buen trabajo de desarrollo de personajes realizado por el equipo creativo. Puede que se trate de una comedia innecesariamente larga y inconscientemente graciosa, pero considerando la poca cantidad de estrenos que hay hoy en día —por obvias razones—, no sería mala idea que se animen a ver “Festival de la Canción de Eurovisión”. Al menos resulta más inofensivo verla en Netflix, que pagar una entrada para verla en el cine.
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Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP, miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de MasGamers, Nintendo Pe y Fans de Zelda Perú, y el portal web Cinencuentro. Adicionalmente, es YouTuber para el canal Aprieta Start, formó parte del staff de prensa del 18 Festival de Cine de Lima, y trabajó durante dos años como encargado de la Red de Teatros en FoLk. Desde enero del 2012 publica videocríticas y comentarios de cine en el blog Proyectando Ideas. Cofundador y editor en FotografíaCalato.com, y coautor del libro sobre videojuegos Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.
Web: www.sebastianzavala.com
Twitter: @sebastianzavala