Luego de ocho años de espera, por fin podemos ver a Po el Panda de vuelta en la pantalla grande. También ha regresado el Maestro Shifu, por supuesto. E incluso los papás de Po (ahora tiene dos). ¿Los Cinco Furiosos? Tienen mejores cosas que hacer, aparentemente, pero no es que su ausencia haga demasiada diferencia —de hecho, por como la narrativa ha sido construida en “Kung Fu Panda 4”, no me los imagino participando de la nueva aventura de Po. El chiste de este nueva entrega es que Po tiene que hacerle frente a un proceso de cambio, y debe hacerlo solo… bueno, quizás no tan solo. Pero al menos con alguien NUEVO.
¿Me enredo? No creo. “Kung Fu Panda 4” no es la película más sofisticada que vayan a ver este año en el cine, pero definitivamente es de las más entretenidas. Sin llegar a estar al mismo nivel que la primera secuela (con el formidable villano con voz de Gary Oldman y todo), la cuarta película es, al menos, tan buena como el filme original, y ciertamente superior a la decepcionante (e hiperactiva y exageradamente infantil) tercera cinta. Es lo mejor, creo yo, que podríamos esperar del nuevo capítulo de una franquicia que comenzó cuando Vuestro Servidor estaba todavía en la Secundaria (¡¡!!) y que, siendo francos, no ha sido continuada por motivaciones puramente creativas. La pasarán bien con “Kung Fu Panda 4”, y seguro que los más pequeños de la casa saldrán encantados de la sala de cine.
Jack Black está de vuelta como Po, quien sigue disfrutado de su rol como Guerrero Dragón en el Valle de la Paz. Pero como siempre tiene que pasar ALGO, esta vez se entera de la llegada de la Camaleona (voz de Viola Davis), una cambiaformas formidable que amenaza con conquistar el mundo entero. Con la ayuda de una astuta ladrona, la zorra Zhen (voz de Awkwafina), Po decide viajar para detener a esta nueva villana, ignorando las protestas de su maestro, el panda rojo Shifu (voz de Dustin Hoffman), quien más bien quiere que vaya elegido a su sucesor como el Guerrero Dragón. En el camino, Po y Zhen se encontrarán con todo tipo de personajes coloridos, incluyendo a los dos padres del primero, el panda Li (voz de Bryan Cranston) y el ganso Ping (voz de James Hong), que se preocupan demasiado por su heroico hijo.
Al igual que las dos primeras entregas, “Kung Fu Panda 4” decide lidiar con algunos temas interesantes que obligan a su protagonista a crecer. En este caso, tenemos el miedo al cambio; el medio a un futuro incierto, que nos obliga a salir de nuestra zona de confort, de una situación que nos resulta familiar y cálida. Po no quiere dejar de ser el Guerrero Dragón porque finalmente ha encontrado una identidad con la que está cómodo, y a lo largo de la película, va aprendiendo que el cambio es bueno y necesario. Como le dice Ping: las cosas no se pueden mantener iguales, porque eventualmente pierden sabor. Es otra forma de decir que la variedad es lo que le da chiste a la vida.
Quizás no es el tema más profundo que la saga haya manejado, pero igual le otorga una dimensión adicional a la historia, la cual, además, obliga al buen Po a madurar. De hecho, si hay UNA razón por la que “Kung Fu Panda 4” funciona mucho mejor que su predecesora inmediata, es porque hemos regresado a la caracterización clásica de Po. En la tercera entrega, Po fue presentado como un idiota irritante, perdiendo buena parte de su encanto. Pero en esta nueva cinta, Po vuelve a manejar ese delicado balance entre humor, torpeza y humildad, comportándose como un verdadero Guerrero Dragón —poderoso, eficiente, valiente—, pero sin perder su naturaleza de panda —perezoso y comilón. Ya era hora.
Sin embargo, y en términos generales, “Kung Fu Panda 4” se siente como una película bien apresurada. Todas las escenas se mueven a una velocidad extrema —aunque, nuevamente, sin llegar a aturdir, como pasaba en la tercera película—, como si el filme quisiese pasar al siguiente gag, secuencia de acción o momento importante para la trama lo más rápido posible. Hay pocos momentos de respiro, lo cual hace que ciertas decisiones se sientan un poco forzadas, o que ciertas relaciones —como la amistad entre Po y Zhen— no se sientan particularmente creíbles. Ahora, este no es un defecto que llegue a arruinar la experiencia de ver “Kung Fu Panda 4” —y nuevamente, era MUCHO más grave en el filme anterior—, pero SÍ es algo que me encantaría llegasen a corregir en la inevitable quinta película.
Como siempre, las actuaciones de voz son todas excelentes. Jack Black conoce al personaje de Po como la palma de su mano, y por ende, lo interpreta con la energía, entusiasmo e inocencia que todos esperaríamos de él. Awkwafina es entretenida como la imprevisible Zhen, la gran Viola Davis es suficientemente intimidante como la Camaleona (gran concepto para una villana, dicho sea de paso), y da gusto escuchar la voz de Ke Huy Quan, quien interpreta a Han, un armadillo aparentemente poco confiable.
Por otra parte, resulta gracioso ver este filme luego de haber visto las tres películas anteriores de corrido, principalmente porque sirve como un excelente recordatorio de lo mucho que ha avanzado la tecnología de la animación en 3D en los últimos años. “Kung Fu Panda 4” luce bellísima, poniendo en evidencia sus claras influencias —del cine de artes marciales, pero más que nada, del anime— para entregarnos secuencias de pelea visualmente impactantes. Destacan una breve escena que comienza con Po pegándole a sus contrincantes en forma de silueta, en medio del humo, y por supuesto, el enfrentamiento final (¡siempre hay uno!), que hace uso de un trabajo de cámara enérgico y dinámico. “Kung Fu Panda 4” tendrá sus defectos, pero al apartado visual ciertamente no es uno de ellos.
La pasé bien con “Kung Fu Panda 4”. Es una secuela digerible, entretenida, de ritmo veloz y motivaciones claras. Su tema central —como uno debe enfrentarse al cambio— debería resonar tanto con los niños como con los adultos, y las secuencias de acción deberían mantener a los primeros más que entretenidos durante sus noventa minutos de duración. Sí, por más de que no tengan un sitio en la historia, entiendo por qué ciertos espectadores extrañan a los Cinco Furiosos. Y sí, por momentos la trama se mueve DEMASIADO rápido, lo cual hace que no funcione tan bien como debería. Pero en términos generales, hay mucho para disfrutar en “Kung Fu Panda 4” —y el simple hecho de que sea superior a la tercera película es ya de por sí un golazo. Veremos qué pasa cuando la quinta parte (¡porque habrá quinta parte!) se estrene en unos años.
NOTA: Por Milagro Divino, han llegado varias copias subtituladas de “Kung Fu Panda 4” a los cines de Lima (todas en funciones de 10:30 pm, eso sí). Así la vi, y honestamente, no me la imagino de otra manera.
Crítica de Sebastián Zavala Kahn
Comunicador audiovisual y crítico de cine. Bachiller en Comunicación Audiovisual por la PUCP; Maestría en Artes de MetFilm School en Londres; miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica—, y la OFCS – Online Film Critics Society, y crítico oficial de Rottentomatoes.com. Integra el staff de las webs de Nintendo Pe, Cinencuentro y Ventana Indiscreta. Maneja el blog de cine Proyectando Ideas desde el 2012. Cofundador de NoEsEnSerie.com y FotografíaCalato.com, y coautor del libro Videogames You Will Never Play, del colectivo Unseen64.